En 2020, la pandemia obligó a la mayoría de los países en el mundo a cerrar sus fronteras. Casi un año después, su agravamiento impulsado por nuevas variantes y el recrudecimiento de la trasmisión comunitaria, están obligando a varias naciones a retomar esta pauta.
Algunos países de la región como Panamá han condicionado el ingreso de ciudadanos no residentes a la presentación de pruebas PCR con antelación al viaje, y a cuarentenas indistinto del resultado, o por razón de este.
Chile postergó un proceso electoral al 15 de mayo, debido a un importante aumento de trasmisión comunitaria. Ordenó el confinamiento de más de 16.5 millones de personas.
El ministro vocero del gobierno, Jaime Bellolio, en conferencia de prensa, dijo ayer que “necesitamos un esfuerzo adicional porque estamos en un momento muy crítico de la pandemia”.
El cierre de fronteras es total y tendrá una duración de 30 días.
La única vía para salir del país sudamericano es si se trata de una situación extraordinaria o impredecible, con un permiso especial.
La medida se aplica tanto para chilenos como extranjeros, y *prohíbe el ingreso por 30 días a extranjeros no residentes*.
Para hoy, el país amplía el toque de queda, y los aforos para los cultos religiosos se determinó para 5 personas, endureciendo aún más las medidas de sañud pública.
En las últimas 24 horas registró 7,830 casos nuevos y acumula 1 millón 3 mil 406 casos de COVID-19. El número acumulado de muertos desde que comenzó la pandemia, asciende a 23 mil 328.
Con más de 3,600 camas de cuidados intensivos, 2 mil 729 están ocupadas por pacientes de COVID-19 y, 2,658 conectadas a un respirador.
Uruguay, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Alemania, España, Italia, Francia, y Panamá más recientemente, tienen restricciones parciales en sus fronteras.
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