La democracia global tuvo un mal año

La encuesta anual, que califica el estado de la democracia en 167 países encontró que solo el 8.4% de la población mundial vive en una democracia plena, mientras que más de un tercio vive bajo un régimen autoritario. La puntuación global de 5.37 sobre diez es la más baja registrada desde que se comenzó a medir este índice en 2006 / The Economist

El índice de democracia compilado por The Economist Intelligence Unit (EIU), reflejó una caída de 5.44 en 2019 a 5.37 en 2020, la peor puntuación global desde que se elaboró por primera vez en 2006.

Esta décima tercera versión titulada Índice de Democracia 2020 ¿En la enfermedad y en la salud? se enfoca en el impacto de la pandemia de la COVID-19 en las democracias y libertades en todo el mundo.  La EIU analiza cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, el funcionamiento del gobierno, política participación, cultura política y libertades civiles.

Basados en los puntajes en una variedad de indicadores dentro estas categorías, cada país de los 167 encuestados, es clasificado en uno de los cuatro tipos de régimen: «democracia plena», “Democracia defectuosa”, “régimen híbrido” o “régimen autoritario”.

El análisis de la encuesta observa cómo la pandemia resultó en “la retirada de las libertades civiles a gran escala y alimentó una tendencia existente a la intolerancia y censura de opiniones disidentes”, consiga la EIU.

Aproximadamente la mitad de la población mundial, un 49.4%,  vive en algún tipo de sistema democrático mientras que un 8.4% residen en una “democracia plena”, concluye. Este nivel es superior al 5.7% registrado en 2019, debido a una actualización en países asiáticos.

La disrupción en América Latina

El puntaje promedio general de América Latina, cayó por quinto año consecutivo, de 6.13 en 2019 a 6.09 en 2020, revela la medición.  Esta caída fue impulsada por un deterioro en el proceso electoral y pluralismo; así como de las libertades civiles: las dos categorías en las que la región supera el promedio mundial.

Como en otros lugares, la pandemia del coronavirus interrumpió todos los aspectos de la vida política y económica, explica.

A pesar de que Panamá escaló cuatro posiciones, aún se mantiene entre las democracias débiles.

El índice publicado ayer por la EIU, muestra que el país escaló de la posición 44 en 2019 a la 40 en 2020, y su índice pasó de 7.05 en 2019 de 7.18 en 2020.  Ocupa la cuarta posición en  la región , sin embargo, en la categoría de libertades civiles, desmejoró cayendo desde 7.94 en 2019 a 7.65.

La región registró más de una cuarta parte de todas las muertes relacionadas con la COVID-19 en 2020, a pesar de que representa una cantidad menor de la población mundial, detalla la EIU.

Los cierres fronterizos, toques de queda y confinamientos obligatorios permitieron que algunos gobiernos utilizaran la crisis para eludir los controles y contrapesos tradicionales en el ejercicio del poder.

La gobernanza ineficaz socava la confianza

El desempeño en términos del funcionamiento de la categoría de gobierno también ha sido pobre, explica el informe, ya que la región ha luchó para abordar los altos niveles de corrupción y violencia.

La gobernanza ineficaz ha ganado insatisfacción, socavando la confianza en las instituciones políticas y la percepción de la democracia.

El fracaso percibido de los gobiernos y los sistemas políticos para abordar las preocupaciones de los votantes ha llevado a un aumento de la participación política en toda la región.

Las medidas adoptadas por los gobiernos para gestionar la crisis de salud pública confirmaron la importancia de compromiso político para muchos ciudadanos que sintieron el impacto directamente.

Sin embargo, las mejoras en participación y cultura políticas del índice han compensado sólo parcialmente el deterioro de la puntuación global.

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario