Inoperancia y viejo pensamiento

La noche que se estrenaba Las Nubes, de Aristófanes, uno de los primeros en llegar al recinto fue Sócrates, a quien se dirigían las descarnadas burlas a lo largo de la obra. Al verle cómodamente ubicado entre los primeros puestos, uno de sus sorprendidos discípulos le advirtió sobre las críticas inmisericordes a las que sería sometido en la representación teatral.

Si, lo sé- le respondió el filósofo- y por eso estoy aquí. Si lo que se dice no es verdad no tengo por qué preocuparme; y si es verdad me dará ocasión de saber en qué cosas debo corregirme.

¡Un ejemplo supremo de integridad y sabiduría!

Lamentablemente ni la una ni la otra son monedas de uso cotidiano en el escenario político. Por el contrario, lo acostumbrado suele ser matar al mensajero de las malas noticias y al de las críticas, por más justificadas que sean estas últimas.

El caso más notorio es el ocurrido en una de las instituciones fundamentales del patio nacional ante las severas críticas hechas por el subdirector de la misma, que entre otras cosas señaló la inoperancia de su Junta Directiva.

La reacción esperada por la ciudadanía en la siguiente reunión sería una discusión profunda acerca del grado de verdad de los señalamientos hechos, lo cual agregaría un enorme valor a los debates llevados a cabo en el diálogo que procura encontrarle soluciones a la crisis que sufre la entidad social. Pero, lo que se dio fue la propuesta de algunos de los señalados para abrir una investigación que facilitara la destitución de quien lanzó las acusaciones.

Indudablemente, somos una sociedad enferma. Una sociedad donde se extirpa el dedo que señala, no el vicio señalado. Donde resulta peligroso el que señala los excesos y las fallas cometidas. Con semejante mentalidad reinando en los niveles responsables de la toma de decisiones, resulta difícil albergar esperanzas sobre los acuerdos y soluciones necesarios para sacar de la crisis a dicha institución.

Urge un nuevo modelo de pensamiento para construir el nuevo país que todos soñamos.

 

 

 

 

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