La crisis de la Covid-19 y la paralización de actividades han puesto contra las cuerdas a la industria de la belleza en Panamá. Entre agosto y diciembre de 2020, el sector logró facturar hasta un 30% de lo que generaba antes de la pandemia, según los cálculos de la Asociación de Propietarios de Salones de Belleza y Barberías (Asoprosab).
Este año, los salones tienen luz verde para comenzar a operar a partir del próximo 1 de febrero. Sin embargo, se esperan cambios en la forma de trabajar.
“Muchos dueños de salones de belleza se van a mudar a locales más pequeños. Otros van a vender sus equipos o llevarlos a casa, y van a alquilar un puesto, lo que le costará menos que seguir manteniendo una peluquería”, sostiene Miriam Monrroy, vicepresidenta de Asoprosab y dueña de Status Hair Club.
Monrroy explica que el alquiler de un puesto en un salón está en aproximadamente $300 al mes, mientras que mantener una peluquería pequeña puede generar un gasto promedio de $1,500 mensual.
“Ese va a ser la opción que va a tomar mucha gente que quiere estar estable en un salón y no arrastrar deudas”.
A este punto crítico se llega tras meses de inactividad, restricción de movilidad y una caída importante de clientes en la industria.
El año pasado, debido a la suspensión de miles de contratos; la pérdida del poder adquisitivo de los panameños; el teletrabajo, y la misma limitación de aforo generó una caída de más de 50% de los clientes dentro de los salones de belleza, según datos del sector.
“Al mermar la clientela, los dueños de peluquería tuvimos que mudarnos a lugares más económicos para poder mantener el negocio y no quedar mal con los dueños de los locales y los clientes que aún necesitan de nuestros servicios”, manifestó Monrroy.
Estilistas se adaptan al servicio a domicilio
Con la propagación de la pandemia de la Covid-19 en 2020, gran parte de la fuerza de trabajo ha pasado a trabajar desde casa, uniéndose a miles de otros trabajadores que llevaban decenios haciéndolo.
“Muchos peluqueros no van a regresar a los salones luego de la pandemia. Algunos aprovecharon que viven en casa y diseñaron un espacio para atender a sus clientes, en tanto los que viven en apartamentos habilitaron un cuarto para poder seguir atendiendo. De hecho, cuando se realizó la reapertura de la actividad en agosto de 2020, muchas peluquerías no tenían personal porque los peluqueros no querían regresar debido a que ya tenían controlado el servicio a domicilio”, señala la dueña de Status Hair Club.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo, la mayoría de los trabajadores basados en el domicilio son mujeres. En 2019, las mujeres representaban el 56% de todos los trabajadores que laboran desde casa.
Caída en los alquileres
La vicepresidenta de Asoprosab, asegura que debido a la paralización de las actividades, los dueños de los locales comerciales que quieren mantener el espacio ocupado han ajustado los precios.
“Para mantener el espacio arrendado durante estos meses de cierre, los dueños de los locales han tenido que bajar el alquiler hasta un 60%. Por otro lado, también hay arrendadores que han bajado el alquiler hasta 50% y han amortiguado la deuda que se arrastra del año pasado con el depósito del alquiler”.
Tras el cierre de actividades debido a la propagación de la pandemia y la restricción de movilidad, al menos 40% de los salones no han podido recuperarse y han cerrado sus establecimientos de manera indefinida o definitiva.
Efectos de la pandemia:
Al menos 40% de los salones han cerrado sus puertas, debido a la pandemia.
Para septiembre de 2020, los salones de belleza empleaban a cerca de 62 mil personas, la mayoría de ellos informales, según datos oficiales.