Cuando quienes están al timón del barco confunden mangos con aguacates, más le vale al resto de la tripulación permanecer cerca de los salvavidas: esa nave no augura muy buen destino.
Durante los primeros catorce días del año 2021 los casos confirmados de contagio rondan los 44 mil 495 y se contabilizan ya 629 víctimas fatales a causa del covid-19. En tanto que la vacuna continua como una promesa que arribará “pronto” al país.
Mientras, en otras latitudes cercanas como Chile, desde que el 24 de diciembre pasado arribara la primera remesa, cada semana transcurrida a partir de entonces han recibido cerca de 90 mil dosis y para febrero está estipulada la llegada de cerca de 170 mil dosis más. Durante los primeros tres meses del año tienen planeado vacunar por completo a la población prioritaria: trabajadores de la salud, adultos mayores y enfermos crónicos. ¡Un total de casi 5 millones de personas!
Ante hechos como éstos, resulta preocupante que por nuestro teatro del absurdo la nota dominante sea aún el populismo rampante en medio de una situación sanitaria extremadamente crítica. Tan grave es la situación que, además de la cuarentena que recién culmina para la provincia de Panamá, a partir del martes pasado se estableció una cuarentena total durante 15 días para la provincia de Herrera y de fines de semana para Coclé, Veraguas y Los Santos.
Un escenario que no es exclusivo de nuestro país: los encierros de la población se repiten a nivel global. Y en semejante escenario la mayor esperanza para controlar la pandemia descansa en el proceso de vacunación. Sin embargo, a pesar que fuimos de los “primeros” en adquirirla- según declaraciones oficiales- la misma no termina de llegar a nuestro territorio. Todo lo que tenemos es el reciente señalamiento que contamos con “un plan cuidadosamente preparado que cuenta con todos sus componentes”. Irónicamente, con el único componente con el que no contamos es con la fecha exacta en que llegarán las protagonistas de esta historia: las vacunas.
Y seamos claros: tener establecidos los grupos o fases donde se indica quiénes serán vacunados- sin aportar fechas ni otros detalles y, en el peor de los casos, sin vacunas- no es una estrategia.