A pesar de ser tiempos difíciles, las ganas de salir adelante han dado su golpe de autoridad en contra del Covid-19, un ejemplo de ello es Joel Quintana, pianista y quien también ejerce de profesor. Joel, de 31 años, desde temprana edad ha estado inmerso en el mundo musical, “a los 15 años decidí estudiar música, estudié en el INAC en el bachillerato de música”, relata.
Casualmente él ha participado en anteriores festivales de jazz realizados en Panamá. Al ser preguntado sobre su papel responde: “He sido voluntario en la parte de la seguridad del festival, haciendo backstage, ayudando en lo que se necesita, compartiendo con los artistas y aprendiendo de ellos, pero más que nada es voluntariado”. Sobre si alguna vez formó parte del espectáculo comenta: “Una vez acompañé musicalmente a un amigo que me pidió que tocara con él, pero siempre voy como voluntario”. En relación a su papel este año señala: “Este año por la situación (pandemia) he estado alejado, así que no he tenido conexión directa con el festival, pero sí he visto un par de espectáculos en línea”.
Usualmente cuando acontecen eventos con grandes participaciones como el Panama Jazz Festival, hay aventuras o experiencias por contar que marcan la carrera de una persona, independientemente de si está en los camerinos o forma parte del público. Joel comenta que el haber visto y escuchado a Danilo Pérez junto a su elenco, fue un momento especial: “Cuando escuché a Danilo tocando y la forma en que ejecutaba la pieza, fue impresionante.”
Un dato curioso es que precisamente Danilo Pérez, el creador del festival y de la fundación que lo organiza, ha sido el artista que más lo ha marcado; siente una gran admiración hacia él y su elenco musical. Una admiración que deja en evidencia cuando expresa: “Desde que empecé a los 15 años supe de su trabajo y al colaborar con el festival, ver y escuchar a Danilo Pérez, su música me motivó a meterme en ese mundo del jazz.”. Alega que gracias a la simpatía por las melodías de este gran artista, se ha enamorado del jazz. Su canción favorita del género es Bright Mississippi, de Danilo Pérez y su trío musical.
Las huellas del festival
Haciendo referencia en cuanto al peso que tiene la celebración de un festival de jazz en Panamá y su repercusión en el exterior, señala: “Es un aporte importante a la música en Panamá, ha ayudado a nuestro crecimiento musical. Danilo ha podido unirnos a todos, yo le llamo ‘una semana mágica de la música’. El festival ha crecido enormemente, cada vez que se realiza viene gente de sudamerica y otros lugares. También asisten artistas para hacer audiciones de Brasil, Costa Rica, Colombia, etc.”.
Luego de 18 versiones del festival de jazz, Joel cree que este género ha ido ganando popularidad entre los panameños. “Ha crecido el interés por el jazz; musicalmente hablando, los artistas como yo tenemos que tocar de todo, pero he sentido el interés de mis estudiantes por el jazz, sobre qué canción pueden tocar. El jazz de alguna forma ha despertado una curiosidad en las nuevas generaciones”, resalta.
Sobre si para una persona con inclinaciones artísticas es muy complicado pasar de la interpretación tradicional de melodías a tocar jazz, nos hace esta observación: “Cualquiera puede tocar música hoy en día siguiendo el género que más conoce, balada por ejemplo; pero igualmente la puede convertir en un jazz, merengue, balada, etc. Debe intentarlo”.
Usando la máquina del tiempo, recordó que gracias a la iglesia a la cual asistía potenció su don por la música y no solo con el piano, sino también con la batería. “En la iglesia di mis primeros pasos en la música, empecé con la batería y después me enamoré del piano. Todavía toco la batería, hay veces que tengo que reemplazar al baterista.”, afirma.
“Music Express”, su propuesta al presente
Como mencionamos, Quintana imparte clases en línea desde hace meses y llama sus cursos “Music Express”. Tiene estudiantes jóvenes de mucho potencial, pero resalta uno en particular: “me ha impresionado un alumno que se inclina más por la música clásica, se llama Jorge Ballesteros”.
Aunque lleva tiempo dando clases particulares a domicilio y por internet, no cree que llegue a fundar una escuela de piano: “En realidad no lo creo, le puse nombre a mis clases privadas, pero es una academia a domicilio y si necesitan instrumentos se los presto. El nombre está registrado como una academia express, por así decirlo.”
También Joel hace presentaciones en restaurantes, pero la pandemia ha hecho que esta actividad se vea clausurada e impactada económicamente: “hay restaurantes que apoyan la música, pero ahora están cerrados, hace 9 meses no hacemos música en vivo”.
Venciendo a la neuralgia del trigémino
En el pasado tuvo que lidiar con una extraña enfermedad que muchas veces le impedía realizar su trabajo correctamente. “Fue una enfermedad extraña, estuve dos años viendo que era porque no dábamos con el diagnóstico. Se llama neuralgia del nervio trigémino. Sentía un dolor en el cuello en episodios cortos de 10 a 15 minutos. El nervio presiona la arteria, ocasionando un dolor como corrientazos en la parte izquierda de la lengua. Al dar las clases presenciales me molestaba mucho; me hicieron una resonancia magnética y luego de la operación pude salir adelante”, afirma Joel.
A pesar de esta dolencia, nunca se le pasó por la mente rendirse, “no pensé en retirarme. Era un nervio que a veces se relajaba y en otras, cuando tenía clases, molestaba. Me dejaba trabajar bien un 50%.”
Salir a representar a tu país es un momento de orgullo total, aunque a Joel aún no se le ha presentado esa oportunidad, le gustaría que llegase. “Es el sueño que todo músico quiere, trabajar en el extranjero haciendo música”, termina por argumentar sobre el deseo de hacer música lejos de las fronteras de Panamá.
Al finalizar, lanzó un mensaje a los simpatizantes de la música: “si quieren estudiar música, es una carrera muy bonita, es una profesión que si te gusta y te apasiona no vas a sentir que es un trabajo para pagar cuentas, sino que estás disfrutándola y aportando a la sociedad.”