¿En vos confío?…

Entre los problemas que más preocupan a la ciudadanía destacan la desigualdad y la corrupción, según señala el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS).

La desigualdad, que para octubre del 2019 despertaba preocupaciones en el 5.2 por ciento de los entrevistados, en marzo y junio ya era motivo de inquietud en el 31.8 por ciento respectivamente, mientras que para enero de 2021 la cifra bajó hasta el 24.5 por ciento.

La corrupción, por su parte, para octubre de 2019 preocupaba al 12.7 por ciento de los participantes del estudio; mientras que en marzo y junio del 2020 preocupaba al 26.6 y al 35.6 por ciento respectivamente, ya para enero del 2021 era señalada como causa de intranquilidad para el 35.6 por ciento.

La una y la otra caminan tomadas de la mano en nuestras frágiles democracias. Porque, de la manera más simple, podemos acotar que la desigualdad se deriva de la ausencia de los recursos que son atracados por la corrupción. Cada dólar robado priva a la población vulnerable de oportunidades educativas o de salud entre otras, sumiéndole en situaciones de pobreza donde se estrecha el horizonte a medida que crecen ambas: desigualdad y corrupción.

Para hacer frente a estos retos luego que superemos la pandemia, el 79.9 por ciento de la ciudadanía participante en el estudio señala que la mejor herramienta sería un diálogo entre los diferentes sectores de la sociedad. Sin embargo, preocupa que, al escudriñar a los principales actores de la vida nacional, la credibilidad de los mismos resulte en una desastrosa caída libre.

El gobierno, por ejemplo, que en marzo de 2020- a inicios de la pandemia- contaba con un nivel de aprobación del 72 por ciento, para enero de 2021 cayó a un 11.9 por ciento. El Ministerio de Salud (MINSA), actor central de la crisis sanitaria, que en marzo de este año marcaba el 79.5 por ciento en la aprobación nacional, descendió su nivel hasta un lamentable 26.5 por ciento. Y los medios de comunicación cayeron igualmente de un 74.4 por ciento en marzo a un 39.3 por ciento en enero de este año.

Para superar los estragos que deje la pandemia en el futuro cercano, será difícil llevar a efecto un diálogo donde la mayoría de los protagonistas sociales cuenten con tan endeble credibilidad. No será fácil emprender el necesario camino de reconstrucción si no existe un vigoroso nivel de confianza hacia las partes, por no decir que sin ella será poco menos que imposible acometer la construcción de un país libre de las lacras de la corrupción y la desigualdad social.

 

 

 

 

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