Cuando ya creíamos haberlo visto todo, acude la realidad a despertarnos con una inesperada bofetada.
A pesar de los cuestionamientos y de las protestas en contra, el presidente de la República sancionó la ley 172 de 19 de octubre de 2020, con la que se crea 11 nuevos corregimientos en la provincia de Bocas del Toro.
Ley que, no olvidemos, fue entusiastamente impulsada por un diputado del área quien también funge como presidente del partido en el poder y que, para justificar tal absurdo y esconder el verdadero propósito político y clientelista del asunto, brindó una exposición de motivos que bien podría pasar como una cantinflada más de las tantas que han resonado en este país.
En una provincia donde, antes de la pandemia, algunos informes ubicaban la pobreza en un 41.1 % y la informalidad en un 55.2 %, ¿cómo la creación de estos nuevos espacios políticos puede revertir tan alarmantes cifras? Sin estudios poblacionales, técnicos y de carácter financiero que justifiquen tal decisión lo único cierto es que representan una carga más para el erario público ya que cada uno requerirá de un representante de corregimiento con su respectiva junta comunal y toda la burocracia subsecuente.
La historia política de los últimos quinquenios ha confirmado lo que para nadie era un secreto: que los representantes de corregimientos son el brazo político y los reclutadores de votos para los diputados que actúan como señores feudales en sus circuitos. Las juntas comunales también han funcionado, en períodos recientes, como parapetos para esconder grandes sumas- o la totalidad- de las mal recordadas partidas circuitales, aún de diputados ajenos al área.
Pero, como dice la sabiduría popular, las desgracias no vienen solas. En nuestra desacreditada Asamblea Nacional también fue aprobado el proyecto de ley 73 que establece la creación de 6 corregimientos más en la comarca Gnabe Buglé porque- en palabras de los oficiosos diputados- “con eso ayudan a las comunidades”.
Como señalara una antigua ex fiscal electoral suplente: no existen estudios que indiquen los beneficios que han traído la proliferación de nuevas circunscripciones. “Si hoy en día los corregimientos que existen y, sobre todo, los de las provincias que por razones geográficas se encuentran apartadas, no cuentan con un acompañamiento económico en su desarrollo, ¿qué se espera para las nuevas circunscripciones?”, agregó.
Cálculo político y estrategia para consolidar el clientelismo: he ahí la única y verdadera justificación para esta multiplicación de corregimientos, que amenaza con convertirse en otra plaga con el destructivo poder de contagio que le proporcionan las miras estrechas y las ambiciones de mediocres personajes políticos cuyas intenciones no van más allá de sus bolsillos y de sus ansias electoreras.