La institucionalidad, entendida como la capacidad de gestión de nuestras organizaciones para enfrentar los problemas, se hace evidente en momentos como los que estamos viviendo, donde hemos dado muestra precisamente, de la falta de institucionalidad.
La institucionalidad está vinculada a los valores culturales de las organizaciones y no podrá haber madurez organizacional, ni podrá existir, mientras los ministros y directores, no se limiten hacer cambios en la órbita política muy cercana a su gestión, y que los mismos, lleguen a todos los niveles de la institución.
De igual forma, el modelo gerencial debe revisarse, porque si los ministros y directores, tienen responsabilidades de dirigir la política institucional y tomar las grandes decisiones, en los niveles operativos, debe existir la capacidad de gestión para resolverlos y que los insumos que deben conocer los niveles gerenciales, les llegue por un sistema de comunicación, que en estos momentos podría ser en tiempo real.
Nos llama poderosamente la atención, la cantidad de recursos que se invierten en gastos de movilización de los directores nacionales, para conocer los problemas locales, cuando lo correcto sería que los administradores estén empoderados, para poder percibir los problemas que ellos conviven y actuar dentro de una política que proviene del nivel central, que es la forma como en las organizaciones corporativas, los presidentes de empresas, controlan a sus gerentes.
Para que veamos la falta de institucionalidad, el 4 de febrero el Director contestó en la Asamblea Nacional lo siguiente: ¨Señor Director, ¿la Caja del Seguro Social cuenta con los insumos, infraestructuras, medicamentos, áreas de aislamiento o lo que sea necesario, si Dios no lo quiera este virus llega a nuestro país? ¿Qué plan de emergencia tienen? La respuesta es sí, sí tenemos lo que necesitamos y estamos preparados. La población puede estar tranquila, porque no nos corresponde a nosotros emitir las alertas, esa es competencia del Ministerio de Salud, pero trabajamos en armonía, en coordinación y estamos preparados. Nosotros tenemos los insumos, tenemos las infraestructuras, tenemos los médicos capacitados en lo que es el nuevo Coronavirus, y ojalá no tengamos que poner en práctica este operativo, pero de hacerse, de ser requerido, la Caja del Seguro Social está preparada¨.
Si para esa fecha estábamos preparado, un buen gerente debe mantener esa condición asimilando los nuevos insumos que se producen y haciendo los ajustes que correspondan. Lo que percibimos es que las medidas que se han adoptado, son buenas, pero nos dejan un sabor a improvisación, a que en este momento nada puede ser cuestionable, porque se trata de salvar vidas humanas.
Aquí hay lecciones aprendidas, las instituciones tienen que apartarse de los criterios políticos y de amiguismo, que cuando vemos la trazabilidad de los designados, observamos que estos valores salen a resaltar. En las organizaciones corporativas, la meritocracia se valora, cuando un ejecutivo comete un error, acepta su responsabilidad y se compromete a subsanarlo, mientras que en el sector público, nos desgastamos dando excusa de lo que hacemos.
El autor es Especialista de Sistemas de Salud.