La arriesgada apuesta del presidente interino de Venezuela Juan Guaidó, cumplió sus objetivos. Permitió que 6.5 millones de venezolanos manifestaran su rechazo al régimen y validaran la tesis de continuidad de la Asamblea Nacional legítima.
De ese modo la actual Asamblea Nacional debería seguir vigente. Eso es lo legítimo. Sin embargo, para una dictadura como la de Nicolás Maduro, que no respeta el ordenamiento jurídico, sin duda pisoteará nuevamente las normas constitucionales.
Lo que montó el 6 de diciembre fue una farsa electoral, en la que no fue sorpresa que ganara el chavismo. La sorpresa se la llevó la dictadura que no anticipó un boicot tan grande por parte de los venezolanos.
De acuerdo con el Observatorio contra el Fraude y voceros de la Unidad Democrática, la participación llegó apenas al 20%, poco más de cinco millones de electores. Para ocultar la baja concurrencia a las urnas, el régimen llevó falsos votantes a los centros electorales y ordenó la extensión del horario para el cierre del acto electoral.
Fue tal la presión sobre la población, que los máximos líderes de la dictadura, la amenazaron con quitarles la comida a quienes no se presentaran a votar.
Fueron unos comicios, distantes de los mínimos estándares internacionales de elecciones justas, libres, transparentes, verificables y democráticas. De allí la condenados de más de 50 gobiernos de América y Europa. Si no hubo una elección legítima, los cargos escogidos también son ilegítimos.
El líder opositor Leopoldo López, estuvo muy activo en el contexto de la consulta popular. Arribó en la víspera a Colombia y votó en uno de los 35 centros habilitados en ese país.
“No tengo ninguna duda de que la salida de la dictadura y la entrada en la democracia, a través de unas elecciones libres, pasa por la presión internacional y por nuestra coalición internacional”, resaltó. Rechazó, al mismo tiempo, propuestas de diálogo sobre la mesa con el régimen de Maduro.
La posición de Henrique Capriles, por otro lado, fue de desafió a Guaidó. El excandidato presidencial y dirigente opositor, negoció en septiembre con Maduro, sin éxito, condiciones justas para participar en las legislativas.
Cree que del lado del chavismo “hay voces que son conscientes de la gravedad de la crisis”, por lo cual propuso buscar un cambio de régimen abriendo nuevos caminos desde la oposición. “No podemos ser narradores de la tragedia”, planteó.