Todo ha sido parte de un montaje de la propaganda de la guerrilla africana del Frente Polisario. “La ruptura del alto el fuego del Frente Polisario con Marruecos no en más que es un soplo entre las dunas. No hay guerra, ni siquiera un conflicto. Para que esto suceda deben enfrentarse dos actores opuestos y utilizarse un recurso: fuego repetido. Algo que solo existe en la imaginación del Polisario” dijo esta semana el diario español El Periódico.
El episodio del pasado 13 de noviembre en la zona de Guerguerat, en el extremo sur del Sahara marroquí, fue un acto más dentro de la campaña de provocación del activismo saharaui para tratar de lograr con la propaganda lo que no han logrado en el terreno en una disputa prolongada por 45 años, alimentada por la izquierda radical internacional dentro de los esquemas de la Guerra Fría.
Esa es la conclusión del diario español La Razón, en su editorial del jueves último. El Polisario solo se sostiene políticamente por “las formaciones más próximas a la izquierda comunista” porque se trata de “un movimiento de ideología marxista superviviente de la Guerra Fría”.
Por otro lado, el trasfondo del diferendo del Sahara marroquí es un tema de seguridad que preocupa a los africanos. “La seguridad en África se ha convertido en el tema estrella y la principal preocupación de los países de la Unión Africana, que apoyan la solidez de los estados, como Marruecos, frente a movimientos de oposición política, grupos armados o guerrillas. Por todo ello, se cree que la maniobra del Polisario ha sido premeditada para volver al foco internacional y recuperar un episodio histórico que aún no se ha resuelto”, comentó Beatriz Mesa, corresponsal en Rabat de El Periódico, Beatriz Mesa.
Provocación en Guerguerat
Durante tres semanas medio centenar de milicianos del Polisario –como han hecho en los últimos cuatro años desoyendo los llamados al orden de la Organización de Naciones Unidas (ONU)- bloquearon la vía internacional que une la frontera común entre Marruecos y Mauritania en la zona de Guerguerat, interrumpiendo el tránsito transfronterizo de mercancías y afectando, por tanto, a los comerciantes y ciudadanos mauritanos y marroquís.
El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos desplegó sus efectivos en una operación «ni ofensiva, ni con intención bélica» para recuperar la normalidad comercial, impuso un cordón de seguridad en la zona de Guerguerat y normalizó el tránsito de bienes y de personas.
Frustrados sus objetivos desestabilizadores, el Polisario montó una guerra de propaganda para vender a la opinión pública el relato de que la acción del ejército marroquí tiró por tierra el alto el fuego firmado en 1991.
“La decisión de utilizar el incidente de Guerguerat significa que el Polisario quiere forzar un cambio de statu quo. Bien porque la situación en sus campamentos argelinos es tan desesperada que teme un levantamiento, o porque cree que las circunstancias, con un cambio de administración en Estados Unidos, pueden reportarle más apoyos”, concluyó a comienzos de semana el diario español ABC.
El rotativo señaló directamente a Argelia, y sus ambiciones hegemónicas regionales, de estar detrás de la maniobra. “Argelia le cede parte de su desierto en Tinduf y le da apoyo logístico, porque para Argel el Polisario es un peón importante en sus aspiraciones a tener una salida al Océano Atlántico”, destacó.
Un informe de la agencia EFE coincidió el jueves con ese análisis. “Influida por la presión social en los campamentos de refugiados, el Polisario ha tensado la cuerda hasta declarar la semana pasada un estado de guerra que no merece el nombre de guerra”. “No son hechos de armas. Lo que se ha producido es una batalla por el relato”, precisó.
Todo es parte de una maniobra para esconder la realidad dentro de los campamentos en un pedazo de territorio cedido por Argelia. Allí la mayor parte de la juventud, al igual que la población saharaui, no comparte las consignas radicales, ni quiere situarse en el marco del posicionamiento de la superada Guerra Fría.
“A nivel político, los jóvenes saharauis ven claramente que la dirección del Polisario no es una opción viable. Esos jóvenes tienen aspiraciones de una vida mejor, una vida digna, al igual que todos los demás jóvenes del planeta”, opinó el martes el diario La Razón.
Reconoció, por otro lado, que quien ha interpretado con certeza la situación es el rey Mohamed VI, que desde hace más de una década ha acelerado la implementación de proyectos de desarrollo en las provincias del sur en el Sahara marroquí.
“Marruecos ha hecho un esfuerzo tremendo y está acelerando el ritmo. Porque al hacer la vida más atractiva en las regiones del sur, ofrece a los jóvenes de Tinduf la oportunidad de expresarse. Lo harán cuando regresen a su país. Porque su aspiración por una vida mejor se ha afianzado. Ese es un objetivo esencial y debe lograrse”, puntualizó el rotativo madrileño.
Advertencia del rey
A comienzos de la semana pasada, el rey Mohamed VI sostuvo una conversación telefónica con el secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, quien en medio de la tensión en Guerguerat intervino en vano en tres ocasiones ante los dirigentes de la guerrilla africana para que desistieran de sus acciones provocadoras. A fin de despejar la zona, Marruecos actuó de “manera pacífica, proporcionada y consciente de la seguridad”.
El monarca le garantizó a Gutérres que sigue «comprometido con el alto el fuego», que el Polisario dio por roto, pero advirtió que Rabat «reaccionará con la mayor severidad a toda amenaza contra su seguridad y la quietud de sus ciudadanos».
De acuerdo a lo trascendido de la conversación, en ningún momento el rey pronunció la palabra «guerra». Reiteró que, tras fracasar las múltiples tentativas del propio secretario general, Marruecos «asumió todas sus responsabilidades en el ejercicio de su derecho más legítimo, máxime cuando las milicias del Polisario se daban a prácticas inaceptables».
Mohamed VI dijo a Gutérres que continuará apoyando los esfuerzos de la ONU «en el marco del proceso político» sobre el conflicto del Sahara, que se debe retomar sobre lo que llamó parámetros claros.
La última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU -de finales de octubre pasado que prorrogó por un año la presencia de su fuerza de paz en el Sahara marroquí- desestimó el manido referendo de autodeterminación que por cuatro décadas ha invocado el Polisario, colocó sobre Argelia la responsabilidad de una solución al diferendo y reiteró su reconocimiento a la propuesta autonómica de Marruecos.
La resolución 2548 señaló claramente, en cinco diferentes párrafos del texto, el papel de Argelia en lograr «una solución política, realista, pragmática y duradera» a la cuestión del Sahara basada en “una mayor voluntad política para llegar a una solución, incluso examinando más a fondo las respectivas propuestas y renovando su compromiso con la acción de las Naciones Unidas, mostrando realismo y espíritu de compromiso, y alentando aún más a los países vecinos a contribuir al proceso político”.
El texto de esta nueva resolución destacó, por decimotercera ocasión, que el Consejo de Seguridad de la ONU, toma nota de “la propuesta marroquí presentada al secretario general el 11 de abril de 2007” y saludó “los esfuerzos serios y creíbles realizados por Marruecos para avanzar hacia un arreglo”.
Después de 45 años desde que la operación de la Marcha Verde del rey Hassan II, el padre del actual monarca, hizo que Marruecos recuperara el Sahara y ante la falta de salida al diferendo territorial Mohamed VI propuso una amplia autonomía para el territorio en donde se reconociera a la población saharaui dentro de la soberanía del Estado marroquí. Esa propuesta ha recibido en los últimos 13 años el respaldo de los 164 países del mundo que desconocen al Polisario, incluyendo la mayoría de naciones latinoamericanas.
El tiempo juega a favor de Marruecos. Sabe que cuanto más tiempo pasa, más se afianza su posición. Para Rabat las escaramuzas provocadoras del Polisario no involucran mayores preocupaciones, dado el respaldo político y diplomático –con escasas excepciones- de la totalidad de los países de África y de la comunidad internacional. En términos geopolíticos, además, la estabilidad en el Sahara marroquí es estratégica para África y Europa.
Por otro lado, Argelia –con su insondable laberinto interno que pospone una crisis en los frentes políticos, sociales y económicos- no escalará en un enfrentamiento militar con Marruecos, pese a las rabietas de su títere, el Polisario. El Sahara es marroquí y su soberanía territorial permanece y se consolida.