CSS y Pacto Bicentenario

Las tensiones propias de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la aparición del sida, el terrorismo mundial, son algunos de los hitos que definen la década de los 80. También los avances tecnológicos como el primer pc y la internet, los éxitos musicales de Michael Jackson, el Pac-Man, películas como Volver al futuro y Los Cazafantasmas; sin olvidar que a inicios de esa década, luego de la salida al mercado de la Macintosh, Steve Jobs fue despedido de la empresa que fundara en la cochera de su padre.

A nivel regional fue durante esos años que llegaron a su fin muchas de las dictaduras que asolaron Latinoamérica.

Pero no la nuestra. A esa le quedaban aún algunos años y, a principio de los 80, cocinaba junto a sus marionetas civiles un zarpazo infame contra la Caja de Seguro Social: el atraco de cerca de 100 millones de dólares mediante un fraudulento proyecto de viviendas. Proyecto del cual formaron parte unos 38 promotores del sector, que nunca tuvieron la intención de construir nada. Allegados al régimen que- como alguien describió magistralmente- eran incapaces de distinguir un ladrillo de una jaula de pericos. Arribistas sin escrúpulos que preferían estafar 10 dólares a ganarse honradamente un millón.

Y no fue la única vez. En años subsiguientes se han intensificado los atracos, en magnitudes variables y desde los más diversos órdenes. Desde aquel director cuya primera acción al asumir fue la creación de, al menos, una docena de nuevas direcciones ejecutivas y especiales con salarios de 6 mil dólares mensuales; direcciones ocupadas, por supuesto, por sus allegados personales.

Desde compras de medicamentos a precios de escándalo, contrataciones directas, paseos injustificados de directivos y funcionarios, pasando por el infausto episodio del dietilenglicol…La historia de la institución de los trabajadores ha sido de sobresaltos: un abordaje sostenido de rapiñas ante el silencio cómplice de quienes deberían defenderla, entre ellos la Junta Directiva.

Ahora la institución sufre el robo de un millón 72 mil unidades de guantes de nitrilo de su depósito principal, equivalentes a 35 mil 190 dólares. Esos son varios cientos de cajas: ¿cómo sale una carga de esas dimensiones sin que se disparen las alertas, sin que los controles establecidos en dicho depósito detecten tan sospechoso movimiento?

Mal podemos hablar de Pacto Bicentenario si el cáncer nacional de los atracos públicos- en la Caja y todas las otras instituciones estatales- no se convierte en uno de los temas cruciales de este diálogo. Sería ingenuo creer que se puede reconstruir una nación apoyándola en bases tan podridas como la corrupción y la impunidad.

 

 

 

 

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario