A regañadientes. De mala gana. El presidente Donald Trump tuvo que condenar a todos los supremacistas blancos, incluidos los Proud Boys –Jóvenes Orgullosos- después de sus polémicos comentarios durante el primer debate presidencial la semana pasada con su rival demócrata, Joe Biden.
«Condeno a todos los supremacistas blancos, condeno a los Proud Boys. No sé mucho sobre los Proud Boys, pero lo condeno», dijo el mandatario en su última entrevista televisiva con la cadena estadunidense Fox News antes de ser hospitalizado por tres días el viernes contagiado con el covid-19. En informes confusos y contradictorios, los médicos que lo atendieron aseguraron que Trump está creando anticuerpos y está libre del coronavirus.
A lo largo de su mandato, Trump ha tenido relaciones ambiguas con grupos supremacistas blancos, lo que se ha hecho más evidentes en los últimos meses y ha cubierto de sombras la manera en que la Casa Blanca trata con la extrema derecha estadunidense.
Los disturbios raciales que se originaron en Charlottesville en el 2017 siguieron hasta Cleveland en mayo último. Lo más reciente se produjo durante el debate presidencial de la semana pasada con el candidato demócrata Joe Biden.
Trump dijo, durante el desarrollo del debate, a los Proud Boys, una pequeña milicia ultraderechista, que tenían que «retroceder y esperar» que la policía “haga su trabajo”. «Les diré algo, alguien tiene que hacer algo con los Antifa», en referencia al movimiento de extrema izquierda acusado de ser el originador de la violencia racial.
Supremacistas blancos
El presidente ha tratado de proyectar la visión de que la violencia desatada en distintos puntos de la geografía del país, iniciadas en mayo como protestas antiraciales, tienen detrás a activistas antifascistas que vienen manifestándose desde hace varios meses contra el racismo y la brutalidad policial hacia los afroestadunidenses.
Los demócratas han condenado en forma unánime a Trump. «No hay otra forma de decirlo: el presidente de Estados Unidos se negó a repudiar a los supremacistas blancos durante el debate presidencial», afirmó Biden en su cuenta de tuiter.
El grupo paramilitar, fundado en Nueva York en 2016 con integrantes exclusivamente masculinos y que apoya a Trump, transformó la misma noche del martes la frase del presidente «Stand Back, Stand By» (Retrocedan, esperen) en su eslogan, colocándolo en las redes sociales y en camisetas.
De acuerdo al diario español El Mundo, Proud Boys nació de la mano de Gavin McInness en Nueva York en 2016, ocho años después de que éste abandonara la revista Vice, que él mismo cofundó y que se ganó un espacio en el mundo mediático por especializarse en contenidos virales y reportajes dirigidos a un público joven.
McInnes, nacido en Reino Unido en 1970 pero criado en Canadá, adquirió protagonismo en los últimos años por sus constantes ataques a indígenas, gente de color, musulmanes, judíos y mujeres.
Se instaló en Nueva York en el 2001. Dos años más tarde, el canadiense dijo una frase durante una entrevista con The New York Times que se convertiría en los cimientos del grupo Proud Boys: “Me encanta ser blanco y creo que es algo de lo que estar muy orgulloso”.
En el 2008, McInnes, abandonó la revista Vice alegando diferencias creativas. En septiembre de 2016, lanzó en la revista supremacista “Taki’s Magazine” el movimiento Proud Boys, una especie de club en el que no están permitidas las mujeres.
Grupos de odio
Calificado por numerosas organizaciones como «grupo de odio», para ser miembro del mismo hay un ritual en cuatro pasos que puede verse en varios videos en Internet.
Primero, hay que prestar juramento a la ideología del grupo. Segundo, hay que rechazar la masturbación y dejarse dar una paliza mientras recitas al menos cinco marcas de cereales. Tercero, hay que hacerse un tatuaje con el nombre del grupo y cuarto, hay que demostrar el «compromiso» con la organización a través de la violencia.
Según la revista Forbes, tras la elección de Donald Trump en 2016, el grupo fue haciéndose poco a un poco un nombre entre la extrema derecha estadounidense y, en 2017, sus páginas en redes sociales contaban con al menos 20,000 miembros, según la organización de derechos humanos Southern Poverty Law Center.
Expulsados de Twitter y Facebook, por incumplir las reglas de ambas compañías con su discurso del odio, los Proud Boys participaron en la manifestación de Charlotessville donde los choques entre los supremacistas blancos y los contra manifestantes de izquierda acabaron provocando tres muertos y decenas de heridos.
McInness, abandonó los Proud Boys en 2018 y, desde entonces está al frente el afrocubano Enrique Tarrio de 34 años y muy cercano al Partido Republicano en Florida.
En una reciente audiencia ante el Senado, el director del FBI Christopher Wray, testificó que su oficina considera a Antifa “más como una ideología o un movimiento que una organización”.
Mientras que Ken Cuccinelli, director interino de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, afirmó en la misma audiencia que los supremacistas blancos representan la amenaza terrorista más letal para Estados Unidos.