Contagio de Trump con COVID-19 sacude la campaña electoral

La noticia es una bomba en medio de la campaña presidencial estadunidense. Le da una sacudida que no puede medirse y desparrama incógnitas políticas en un país donde precisamente la pandemia del coronavirus -cuya gravedad y letalidad el presidente Donald Trump ha minimizado y ridiculizado- que ha causado en Estados Unidos 210,000 muertes y contagiado a más de siete millones.  

El virus chino, como lo ha llamado con desprecio, finalmente alcanzó a Trump. El positivo de Trump por coronavirus abrió un nuevo escenario político a 30 días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. 

“La noticia de la enfermedad del presidente de Estados Unidos es el penúltimo bidón de gasolina en una campaña electoral cargada de dinamita”, dijo esta mañana el diario español El País.

Uno de los primeros impactos lo sufrieron las acciones de las empresas estadunidenses. Minutos después de que se conociera anoche el test positivo de Trump, a través de la agencia Bloomberg y luego confirmado por la cadena Fox News, The Spectator Index informó que cayeron bruscamente los futuros de las acciones estadounidenses. El impacto también llegó a las principales bolsas de Asia y Europa que esta mañana abrieron a la baja.  

El médico de la Casa Blanca, Sean Conley, dijo anoche que el mandatario y su esposa están «bien», sin indicar si presentan síntomas o no. También adelantó que ambos «planean quedarse en su hogar en la Casa Blanca durante su convalecencia», sin indicar el tiempo exacto. «Estén seguros de que espero que el presidente siga desempeñando sus funciones sin interrupciones mientras se recupere», añadió Conley, citado por medios internacionales.  

Un funcionario de la Casa Blanca aseguró a The Washington Post que no había visto síntomas en el mandatario, mientras que otro dijo a The New York Times que el presidente tenía carraspeo en la voz, pero puede ser algo normal después de días de discursos. 

Pese a la certeza expresada por Conley, con 74 años de edad, el mandatario está en la zona de riesgo y no sería extraño que sus condiciones físicas se deterioraran por el covid-19.  

La agenda de campaña de Trump se alteró de inmediato. Canceló dos actos electorales en Washington y Florida. No asistirá al mitin programado en el aeropuerto de Orlando y solo se limitará a una llamada telefónica al mediodía de «apoyo a los ancianos vulnerables por el covid-19».  

“Un agravamiento de la enfermedad del mandatario podría suscitar cambios importantes en la campaña electoral, abriendo interrogantes y entrando en un territorio desconocido para los estadounidenses”, comentó esta mañana el diario español La Razón.  

Golpe a discurso triunfalista

Trump fue visto por última vez por los periodistas cuando volvía a la Casa Blanca el jueves por la noche y parecía gozar de buena salud. Regresaba,  según The New York Times, de una cena política en la que había dicho que «el fin de la pandemia está a la vista».  

El contagio del mandatario es el mayor golpe al discurso triunfalista que ha mantenido sobre la pandemia. Primero minimizando su gravedad y letalidad y siempre, especialmente ante las críticas a su gestión y aunque fuera en contra del mensaje de sus expertos, defendiendo la idea de que estaba bajo control.  

Es también la demostración de la dificultad de contener la pandemia incluso en ambientes tan controlados y con tantos recursos como la Casa Blanca o el entorno del presidente.   

“Desarticula el tono soberbio y hasta burlón con que Trump ha estado tratando medidas de prevención como el distanciamiento social o el uso de mascarillas, que no se puso en público hasta el pasado mes de julio”, opinó esta mañana el rotativo catalán El Periódico.

Basta repasar escenas del vergonzoso y degradante debate del martes en el que Trump ridiculizó a su oponente, el candidato presidencial demócrata Joe Biden. «Cada vez que lo ves tiene una máscara. Puede estar hablando a 60 metros de alguien y aparece con la mayor máscara que hayas visto nunca», afirmó.

También se sacó una máscara del bolsillo y aseguró que se la ponía «cuando creo que la necesito» y defendió que esa noche todo el mundo presente en el recinto había sido sometido a pruebas.   

Hope Hicks, la asesora a la que se atribuye ahora el contagio del mandatario, viajó con él a Cleveland y también le acompañó el miércoles a un mitin en Minnesota. Trump especuló que Hicks, una modelo de 31 años, pudo contagiarse al estar en contacto con miembros del ejército o de las fuerzas del orden.  

Peligra reelección  

El positivo de Trump por coronavirus llegó, además, en momentos en que estaba inmerso en una delicada campaña electoral en la que se juega la reelección. Había pisado el acelerador a fondo para intentar acortar distancias en los sondeos que favorecen a Biden. 

El mandatario está remando contra las predicciones, los politólogos y los estudios de mercadeo político. Parece una repetición de lo sucedido en 2016. Todos los modelos de predicción apostaban a la victoria de la candidata demócrata Hillary Clinton.  

Ahora tampoco es muy distinto. Las encuestas diarias, insisten en situar a Biden con una ventaja de ocho puntos. La revista británica The Economist apenas concede un 13% de posibilidades de triunfo al presidente.

El Times, uno de los más duros críticos de Trump, apuntó este viernes que si el mandatario cae enfermo “plantearía dudas sobre si debería seguir en campaña y presentarse a las elecciones».

Por otro lado, si el coronavirus afectara severamente su salud y le impide ejercer sus funciones con normalidad, el mandatario quedaría incapacitado y su vicepresidente Mike Pence podría asumir temporalmente la presidencia de Estados Unidos. 

Si Trump está contagiado, es probable que también lo esté Pence. En caso de que ambos cayeran enfermos y tuvieran que ser inhabilitados, la siguiente en la cadena de mando es la presidenta de la Cámara de Representantes, la bestia negra de los republicanos, Nancy Pelosi. “Vamos a mantener la salud del presidente”. ‘No es algo que contemplemos”, aseguró la jefa de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany. “Vamos a mantener la salud del presidente”. 

La cuarentena de Trump pone en cuestión su participación en el segundo debate con su rival demócrata en las elecciones del 3 de noviembre. Está previsto para el 15 de octubre en Miami. Si Trump guarda una cuarentena de 14 días, podría volver a hacer campaña en activo el 15 de octubre, y participar en el debate. Es una incógnita, por ahora, los días de aislamiento que guardará Trump.  

Inicialmente el liderazgo demócrata criticó que Biden se hubiera dejado arrastrar al barro y se viera envuelto en vulgar rifirrafe y planteó que no asistiera a nuevos debates para impedir que Trump manipule esos escenarios.

Luego hubo un cambio de idea cuando el comité de debates presidenciales prometió hacer ajustes al formato como cortar el micrófono a quien interrumpe o se pasa del tiempo estipulado.  

En tono curioso, el rotativo La Razón se preguntó este viernes si cambiará Trump después de la enfermedad. Recordó que en 1921 Franklin D. Roosevelt, de 40 años, fue diagnosticado con polio. Sufría fuertes dolores de espaldas y su movilidad se vio severamente reducida. Acababa de ser nominado candidato demócrata a vicepresidente de Estados Unidos.

Sus biógrafos aseguran que esa enfermedad fue un punto de inflexión en la vida del que luego sería uno de los más recordados presidentes de Estados Unidos. Pasó de ser el arrogante Roosevelt, al hombre accesible y más humanizado. ¿Podría suceder algo parecido con Trump?, se preguntó el diario español.

El primer ministro británico Boris Johnson apostó por la inmunidad de rebaño al principio de la pandemia y luego rectificó. Su punto de vista cambió sustancialmente tras contraer la enfermedad. Con el presidente brasileño Joao Mesías Bolsonaro, ocurrió lo contrario. Tras contagiarse con covid-19, prosiguió con su campana negacionista.

El contagio de Trump deja una estela de incógnitas por resolver. Será interesante ver cómo reaccionaran Biden y los demócratas ante su rival. ¿Serán más agresivos o mantendrán una postura más conciliadora con el mandatario? ¿Y los votantes? ¿Será el virus un argumento para afianzar el apoyo al presidente en su base electoral? Habrá que esperar también a los primeros sondeos realizados tras este nuevo episodio que de seguro Trump manejará a su favor.  

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