Han sido noches de insomnio para el régimen de Nicolás Maduro. Su testaferro y guardián de sus secretos más íntimos está a punto de ser enviado como regalo al presidente Donald Trump luego de que el gobierno de Cabo Verde autorizó este martes la extradición a Estados Unidos del abogado y empresario colombiano Alex Naím Saab Morán.
El Ejecutivo del archipiélago caboverdiano avaló la extradición sobre la base de la opinión judicial favorable de la Procuraduría General de la República, remitida el pasado 8 de julio para su revisión al Tribunal de Apelaciones de Barlavento, con sede en la isla de San Vicente, que asumirá la deliberación final.
Saab fue detenido el 12 de junio cuando su avión hizo escala para repostar en el Aeropuerto Internacional de la isla norteña de Sal, el más importante de ese país insular de África occidental, en respuesta a una petición de Estados Unidos cursada a través de Interpol por presuntos delitos de corrupción, blanqueo de dinero y vínculos con el terrorismo internacional.
La fiscalía general de Cabo Verde recibió el 29 de junio la solicitud de extradición del Departamento de Justicia de Estados Unidos y tenía un plazo de 65 días, a partir del 12 de junio, para responder a esa petición.
Ahora, la defensa cuenta hasta el jueves para interponer un recurso contra la decisión del gobierno.
Si no logra una orden favorable a sus reclamos, Saab podría aún apelar ante el Tribunal Supremo de Justicia y, en última instancia, presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
“Nuestro equipo está trabajando con optimismo para obtener los resultados definidos, es decir, la liberación inmediata de nuestro cliente”, aseguró este martes su abogado José Manuel Pinto Monteiro a la agencia semioficial española EFE. Pero Saab tiene todo en su contra y eso lo que preocupa al régimen de Maduro.
Garganta profunda
En el bajo mundo con el que se ha aliado el régimen de Maduro, como una forma de sobrevivir al asedio de Estados Unidos y de la oposición interna, Saab es conocido “garganta profunda”. Es una caja de secretos que pueden hundir al chavismo.
En la práctica la detención de Saab en Cabo Verde, es un golpe demoledor a la línea de flotación de Maduro. Se trata de una pieza fundamental en el entramado de corrupción, lavado de dinero y narcotráfico que mantiene en el poder junto a sus secuaces civiles y militares.
La exitosa detención en Cabo Verde, contrastó con un intento frustrado hace dos años cuando fue alertado por policías y abogados colombianos corruptos, según revelaron fuentes judiciales al diario El Tiempo de Bogotá.
El hecho se produjo el 25 de septiembre del 2018 cuando policías colombianos de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía y agentes federales de Estados Unidos lo tenían acorralado en su natal Barranquilla. Fue alertado por uno de los policías que tenía una posición privilegiada en la investigación, pues trabajaba como analista de las líneas telefónicas interceptadas a Saab.
Horas antes de la intervención policial Saab huyo de Barranquilla en un avión privado y se refugió en Caracas junto con su familia. Actualmente es prófugo de la justicia colombiana.
Ante ese chasco, Washington no estaba dispuesto a repetir el error. En los meses siguientes monto un operativo de seguimiento, con apoyo de la inteligencia de Israel, hasta que la presa cayó en la red el 12 de junio en el aeropuerto de la Isla de Sal de Cabo Verde. La posibilidad cada vez más cercana de que sea extraditado a Estados Unidos desvela al régimen de Caracas.
Es sintomático que al conocerse la noticia de su captura, el régimen de Maduro emitiera un comunicado en el que refería a Saab como “agente venezolano” tratando de blindarlo con una inexistente inmunidad diplomática. Al contratar al abogado Pinto Monteiro, reconocido por llevar casos de famosos narcotraficantes y lavadores de dinero, el régimen puso en evidencia el tamaño del pez que había caído en la red.
Saab, fue detenido por una orden de captura internacional en Interpol, acusado de lavado de dinero y corrupción en un tribunal de Estados Unidos. Llegó a Cabo Verde en un lujoso avión Bombardier Global 5000, con matrícula T7-JIS, para repostar combustible. Una simple escala técnica de un vuelo que lo trasladaba de Caracas a Teherán. Quizá ahora su próximo vuelo termine en suelo estadounidense.
Desde su detención el gobierno de Cabo Verde lo consideró, dentro de los parámetros de las Naciones Unidas, como parte del crimen organizado, vinculado a actividades corruptas y el narcotráfico.
El empresario colombiano era vendedor de llaveros y uniformes de trabajo en su Barranquilla natal. Allí conoció a Álvaro Pulido, el otro contratista del régimen venezolano que también es buscado por la justicia estadounidense, y cuyo verdadero nombre es Germán Rubio. Pulido quien le abrió la puerta de millonarias contrataciones en Venezuela.
Otras versiones apuntan a que fue la exsenadora izquierdista colombiana Piedad Córdoba la que introdujo a Saab en el círculo más cerrado del chavismo.
Acaparó proyectos millonarios
El primer golpe de Saab fue un proyecto de viviendas en Venezuela por $500 millones, sin tener experiencia inmobiliaria y con la compañía Fondo Global Construcción, creada en la isla mediterránea de Malta días antes de la firma del contrato. A raíz de este negocio, a mediados de 2019, un fiscal de la Florida lanzó una acusación contra Saab y Pulido por un operación de lavado de dinero de $350 millones.
Después de la muerte de Hugo Chávez en el 2013, Maduro usurpó el poder y convirtió a Saab en su principal contratista y guardián de sus secretos más íntimos.
El nombre de Saab apareció en los medios cuando la exfiscal venezolana Luisa Ortega lo acusó en el 2017 de ser uno de los testaferros de Maduro.
En aquellos años, Saab estuvo detrás de un contrato de $245 millones para venta de materias primas y un acuerdo de $4,000 millones para la explotación petrolera.
Entre el 2016 y el 2018, la extensa red de Saab obtuvo contratos por cerca de $1,500 millones a nombre de Group Grand Limited para suministrar medicinas, repuestos y hasta juguetes al régimen de Caracas.
Todo este esquema requirió de sofisticadas estructuras financieras. Saab y sus socios movieron decenas de compañías en Emiratos Árabes y Turquía. Realizaron movimientos bancarios en Antigua y Barbuda, Bulgaria, Rusia y Suiza. Además de naciones africanas y más recientemente Irán, de acuerdo a la agencia estadounidense Bloomberg.
Solo hace dos meses se conoció que Saab había sido designado por Maduro para impulsar un acuerdo de intercambio de oro por aditivos de combustible con Irán. También estaría detrás de la transferencia de oro con Irán a cambio de implementos para producir gasolina en Venezuela.
Por otro lado, investigaciones llevadas a cabo en varios países asocian a Saab con el terrorismo internacional. Su trabajo con el actual ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, y otras piezas del chavismo, lo vinculan con el grupo terrorista Hezbolá, quienes realizan operaciones en Venezuela.
El colombiano también estuvo detrás del envío en el 2018 de $900 millones en oro a Turquia. A cambio, Ankara pasó a ser un importante proveedor de alimentos básicos para Venezuela.
La semana pasada diario El Tiempo informó que el FBI y la DEA investigan los vínculos con Saab en por lo menos siete países de América, Asia y Europa. El periódico colombiano aseguró: “Nadie sabe a cuánto asciende su fortuna”.
La justicia colombiana lo acusa de lavado de activos, concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito, exportación e importaciones ficticias y estafa. Por tal motivo, después de su captura en Cabo Verde le confiscaron bienes valuados en $10 millones.
Además de Group Grand Limited, las autoridades estadounidenses también vinculan a Saab con firmas como Sun Properties LLC, en Delaware, y Mulberry Proje Yatirim, en Turquía.
Panamá y Emiratos Árabes Unidos son las que más firmas investigadas albergan, con tres cada una. Hay dos firmas colombianas en la mira del FBI y la DEA: Fondo Global de Alimentos LTDA y Emmr & CIA. De hecho su nombre forma parte de los famosos Papeles de Panamá.
Toda esta información, y muchos secretos aún desconocidos, son los que tiene Saab en su poder. Secretos que en un momento le permitieron construir una fortuna y que tal vez le sirvan como carta de negociación con las autoridades estadounidenses. El futuro es incierto, pero el régimen de Maduro sabe que el daño puede ser profundo.
Mina de oro de Rodríguez Zapatero
El exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero -quien se ha convertido en el defensor internacional del régimen y se ha beneficiado del robo a los venezolanos- es el puente entre el régimen de Maduro y el exjuez español Baltasar Garzón, llamado a integrar la defensa de Saab.
La labor de Garzón será encabezar las demandas contra Estados Unidos y contra el gobierno de Cabo Verde ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y ante los tribunales del país africano.
Muy poco queda del Garzón que se dio a conocer en América Latina en 1998 tras conseguir la detención provisional del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres. Sus flirteos con la revolución bolivariana comenzaron con su relación con Hugo «El Pollo» Carvajal, jefe de la contrainteligencia y la inteligencia durante distintas etapas con Chávez y Maduro. También ha participado en la defensa de millonarios chavistas radicados en Madrid.
De acuerdo a la exsenadora Pilar Córdoba el trabajo de Rodríguez Zapatero de relacionista público del régimen de Maduro no es gratis. Recibió a cambio una mina de oro.
Córdoba relató en mayo pasado al medio digital colombiano Las dos Orillas que Rodríguez Zapatero le contó que “a todos nosotros nos dieron una mina de oro”.
“Nosotros explotamos y lo que no nos llega por nuestro lado, nos llega por acá», le dijo el político español a Córdoba, fiel defensora del chavismo. «Todo el mundo quiere el oro de aquí», fueron las palabras Rodríguez Zapatero, tras reconocer que acababa de comprar a China el equipo necesario para la explotación de su mina. Generales y jerarcas del chavismo se reparten las minas de la Gran Sabana bajo protección de la guerrilla colombiana y de mafias locales.