Interacciones entre buques y ballenas jorobadas han disminuido de forma importante

Foto Anne Gordon

Las nuevas regulaciones implementadas para evitar el choque entre los buques que ingresan al Canal de Panamá y las ballenas jorobadas migratorias, han disminuido de forma importante, según se concluye de un estudio realizado por científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y otras instituciones, y dado a conocer por el organismo de investigación.

La Organización Marítima Internacional (OMI) adoptó una serie de esquemas de separación de tráfico (TSS) en el 2014, con el objetivo de reducir las áreas de coincidencia entre los buques que ingresan al Canal de Panamá y las ballenas jorobadas migratoria.

La meta luego de implementados estos esquemas era que el número de colisiones disminuyera en más del 90%. Para confirmar su efectividad, científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y otras instituciones analizaron los niveles de cumplimiento de los buques con las nuevas regulaciones.

Las colisiones con buques representan una de las amenazas humanas más graves para las poblaciones de ballenas, con un mayor riesgo de letalidad cuando las colisiones se dan con embarcaciones más grandes y rápidas. En el Golfo de Panamá, los altos niveles de tráfico marítimo a la entrada del Canal a menudo convergen con la llegada de ballenas jorobadas y sus crías, que migran desde las latitudes norte y sur durante su temporada de invierno.  Entre el 2009 y 2011, se reportaron 13 colisiones fatales entre buques y ballenas.

Héctor Guzmán, científico del STRI y autor principal del estudio, explicó que la “investigación inicialmente apoyó la solicitud del gobierno panameño a la Organización Marítima Internacional (OMI) para organizar el tráfico marítimo».

Para evaluar el cumplimiento con los nuevos esquemas de separación de tráfico de la OMI y los límites de velocidad recomendados durante la temporada de migración de ballenas, el equipo de investigación recopiló datos desde el 2014 hasta el 2016, de los sistemas de identificación automática (AIS) de los buques, que rastrean de forma remota su posición, velocidad y rumbo. Descubrieron que la mayoría de los buques se adhirió al TSS durante ambos años, con tasas de cumplimiento más altas para los buques de carga y los petroleros.

Los resultados mostrados es que entre el 2017 y 2019, por ejemplo, ocho ballenas grandes fueron reportadas muertas, una disminución del 38% en comparación con los informes entre el 2009 y 2011, en los que se reportaron 13 colisiones.

«Los esquemas de separación de tráfico del Golfo de Panamá, implementados en el 2014, disminuyeron considerablemente la interacción entre buques y cetáceos», expresó Fernando Jaén, capitán de la Autoridad del Canal de Panamá y co-diseñador de los esquemas de separación.

Los investigadores también señalaron que podría mejorarse el cumplimiento del límite de velocidad estacional recomendado para los buques que transitan el TSS. Aunque no es una regulación obligatoria, es un factor comprobado para aliviar el riesgo de colisiones fatales con buques. Las compañías navieras podrían anticipar estas restricciones de velocidad y compensar el tiempo perdido aumentando su velocidad en áreas no restringidas a lo largo de la ruta.

«Nuestro estudio es el primero en evaluar las medidas para mitigar el riesgo de colisiones de buques con ballenas, tras de su implementación en el Golfo de Panamá», comentó Stefanie Kaiser, bióloga marina de la Universidad de Lodz y coautora del estudio. «Es positivo que la mayoría de las embarcaciones cumplan con los esquemas de separación de tráfico, pero si aumentamos el cumplimiento de las restricciones de velocidad podremos proteger a las ballenas jorobadas en el área de manera más efectiva».

El monitoreo continuo del cumplimiento de estas políticas y recomendaciones basadas en la ciencia, así como una mejor comunicación con los marinos, a través del apoyo continuo del sector marítimo panameño y las autoridades de conservación, podría conducir a una navegación segura y rentable y al logro de los objetivos de conservación.

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