El derecho a la salud en medio de la pandemia

Antes del 9 de marzo del presente año, ante los comentarios de diversos médicos veía poco probable que fuéramos afectados por la pandemia del Covid-19. Día tras día hemos visto como las cifras de ciudadanos infectados por el virus se ha ido acrecentado y el número de fallecimientos a empezado a elevarse, lo que posibilita que a finales del mes de julio tengamos más de un millar de panameños fallecidos.

La cuarentena como una de las medidas necesarias para prevenir se contagiados, según los expertos médicos ha ayudado a reducir el número de contagios; pero por otro lado la situación del confinamiento ha expuesto las falencias de nuestro país.

Las inexactitudes de nuestro sistema social, cada idea va empeorando ante los grandes retos y desafíos que se avecinan para cuando tengamos que retornar a nuestras vidas cotidianas.  Un país que presentar deficiencias en su sistema educativo, una desigualdad entre la calidad y el acceso a la educación de quienes acuden a los centros de enseñanza pública versus los que estudian en un colegio privado. Los problemas de urbanismos imposibilitan el acceso al internet, lo que interrumpe el proceso de aprendizaje. Pero, además esos problemas urbanos. son los mismos que imposibilitan que los ciudadanos cumplan a cabalidad la cuarentena obligatoria.

El informe de salud del mundo del año 2000 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) define sistema de salud como «todas las acciones cuyo propósito primario sea promover, restaurar o mantener la salud».   Junto con esta definición, establece los siguientes tres objetivos para los sistemas de salud:

  1. Mejorar la salud de la población.
  2. Responder a las expectativas de la gente.
  • Proveer protección financiera para los costos de una mala salud.

Cuando nos referimos al término salud, no solamente es ausencia de enfermedad, sino que además la salud abarca, todas las etapas de vida de una persona, su alimentación, su entorno, su vivienda, su vida profesional.

Hoy, y es un asunto que no solamente se da en nuestro país; ¿cómo las autoridades pueden exigirles a miles de panameños que se laven las manos periódicamente?; si en sus hogares el servicio de agua es interrumpido constantemente, y en ocasiones son días sin el acceso al vital líquido. ¿Como le exiges a los ciudadanos que tienen que usar mascarillas, tapabocas, tener gel alcoholado? si no tienen dinero ni para comprar una libra de arroz. La ayuda social que el gobierno promueve no ha cumplido con el objetivo de llegar a todos los sectores de la población.

La Salud, según la definición que la OMS, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948,  consagra el derecho a la salud en los siguientes términos: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”

Esta crisis sanitaria nos ha expuesto que detrás de los rascacielos, que detrás de esa Ciudad de lujo, hay una gran cantidad de panameños y panameños que no tiene un nivel de vida adecuado, que les impide tener un nivel de bienestar, que no tiene una vivienda digna, que se trabaja en medio de la informalidad y que los ingresos se sustentan en el día a día, lo cual hace imposible cumplir con la cuarentena.

Esa es la preocupación de los panameños, del hombre del campo, del panameño que madruga para llegar puntual a su trabajo. Que sufre en silencio porque le cuesta protestar, que le dice ¡Si a todo! como nos describe Demetrio Herrera Sevillano en su poesía.

El Estado tiene que asumir su responsabilidad de cumplir a cabalidad con los principios constitucionales sobre el Derecho a la Salud, consagrados en el Capítulo VI del Libro III.

No cabe duda de que el sistema de salud necesita una reingeniería, se necesita que se cumplan con las políticas públicas en salud, que se restructure el servicio civil de los funcionarios que forman parte del sector salud. Que se estructure un presupuesto basado en el cumplimiento de objetivos. Pero más urgente que se establezca una Política Nacional de Medicamentos, la cual es una de las grandes quejas ciudadanas, no entiendo como es posible que un país como el nuestros existen empresas farmacéuticas venden medicamentos al doble de lo que cuesta en otros países, pero que además de se más caras vengan con menos comprimidos. Esta situación afecta mucho más a nuestros adultos mayores, quienes después de años de servicio al país, tiene que hacer magia para que la jubilación es alcance para poder vivir de manera digna.

La Salud es un derecho humano fundamental, pero hoy en medio de esta crisis sanitaria queda claro que es un derecho amplio que abarca no solo el bienestar físico, y mental, sino que además abarca el bienestar social de todos los ciudadanos que vivimos en este país.

 

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