Después de ser considerado un modelo en el control de la pandemia, la apertura económica alteró el escenario en Costa Rica. El pico de contagios del coronavirus, se superó a mediados de junio y el país comenzó a relajar las medidas de restricción impuestas para contener la pandemia del covid-19.
Detrás estaba el interés por tratar de incentivar la recuperación económica. Ahora han tenido que retroceder en la reapertura e imponer nuevas restricciones.
Solo en las últimas horas se reportaron 504 los nuevos contagios para un total de 8,986, la cifra más alta desde que se dio el primer caso en el país, el pasado 6 de marzo. A lo se suma un total de 40 fallecidos desde que se inició la pandemia.
Las autoridades sanitarias advirtieron el domingo que de mantener 150 casos diarios en las próximas semanas se estaría a las puertas del colapso del sistema de salud.
«Estamos viendo un crecimiento pronunciado en hospitalizaciones, no en cuidados intensivos, pero eso puede cambiar en cualquier día», advirtió Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social, citado por el diario local La República.
Restringen actividades
Las autoridades impusieron la denominada estrategia del martillo y el baile, consistente en restringir actividades en localidades y zonas de mayor contagio y mantener la reapertura en aquellas donde existen menos casos o es menor el peligro de transmisión del coronavirus.
Los estudios matemáticos y las proyecciones de los científicos costarricenses establecen dos escenarios. El primero sin acatamiento de medidas, es decir asumiendo que la población no cambia su comportamiento, y el otro con el cumplimiento de las medidas sanitarias.
En el primer escenario habría un aumento pronunciado y continuo, alcanzando al 30 de septiembre más de 500 positivos diarios y un acumulado cercano a 33,000, mientras las hospitalizaciones podrían superar en la segunda quincena de septiembre los 330 casos en salón y 180 personas en cuidados intensivos.
El otro escenario es el de una población que sí acata las medidas y la cantidad de casos se vuelve más aleatoria, con picos de más de 200 positivos diarios registrados el 12 de agosto y el 20 de septiembre, alcanzando un acumulado de 16,160 nuevos casos. Las hospitalizaciones no superarían los 126 casos en salón y 88 en cuidados intensivos.
El ministro costarricense de Salud, Daniel Salas, reconoció esta semana que el país vive la segunda ola de contagios, luego de poner en práctica la tercera fase de reapertura de la vida social y comercial.
“En estos momentos estamos en la segunda ola pandémica. Tiene características diferentes a la primera. Estamos teniendo una focalización importante en trabajadores del sector agrícola, empresas empacadoras y con riesgo en el sector de la construcción”, dijo Salas al diario digital costarricense El País.
“De continuar la tendencia, terminaremos teniendo una situación sanitaria muy crítica”, aseveró el sociólogo costarricense Daniel Lara, al diario local Prensa Libre. Reconoció que durante los primeros meses pudo contenerse la pandemia, pero en las últimas tres semanas la cantidad de contagios corren con rienda suelta.
Rebrotes previsibles
La crisis del coronavirus ha golpeado fuertemente la economía costarricense, la cual depende en gran medida de la industria turística y la explotación de materias primas.
Por otro lado, las decenas de miles inmigrantes nicaragüenses que trabajan en la cosecha de café y en otras actividades agrícolas han sido culpados por llevar el covid-19 al país. Esa es una de las peores caras sociales de la pandemia.
“Se han constatado una serie de manifestaciones odiosas de xenofobia, tratando de hacer creer que el problema de esta ola de contagios se debe a los migrantes, y en especial a los nicaragüenses”, lamentó Lara.
Después de siete meses de batalla sanitaria contra la covid-19, no es el momento de que ningún país le quite el pie al acelerador.
El surgimiento de rebrotes era algo previsible, según explicó al medio británico BBC Mundo, Andrew Tatem, investigador de enfermedades emergentes de la prestigiosa Universidad de Southampton, en Reino Unido, dedicada a la investigación científica.
“No estamos en una etapa en la que se elimina la enfermedad. Hay maneras de frenar la aparición de casos, pero para eso se necesita una vacuna, o que todo el mundo haya sufrido la enfermedad y tenga cierto tipo de inmunidad, y ese no es el caso”, destacó Tatem.
Según el científico, gran parte de la población sigue siendo susceptible al coronavirus, que sigue circulando por el mundo. “Así que definitivamente esperamos que se produzcan más casos”.
Sin una vacuna y sin la mayoría de la población inmunizada, se repetirán los rebrotes y nuevas olas del coronavirus. Así lo adelantó la OMS al advertir que podría volverse endémico y no irse nunca, por lo que habrá que acostumbrarse a convivir con el SARS-CoV-2.