La Navidad en Panamá hace 112 años

La Navidad de 1912 en Panamá fue particularmente memorable.

El 24 de diciembre, durante la Nochebuena, el presidente Belisario Porras recibió al presidente de Estados Unidos, William Howard Taft, quien se encontraba de visita en el país para inspeccionar los avances en la construcción del Canal de Panamá.

Para honrar al distinguido visitante, el presidente Porras organizó una gala en el Teatro Nacional, donde se ofreció un brindis y Taft compartió con miembros del gobierno panameño.

Este acontecimiento fue ampliamente difundido por la prensa internacional, destacando la relevancia de la visita en el contexto de las relaciones bilaterales y la construcción del canal.

Al día siguiente, el presidente Taft partió hacia Estados Unidos a bordo del acorazado USS Arkansas, escoltado por el USS Delaware. En esa época, la aviación aún estaba en sus primeras etapas de desarrollo, con biplanos de madera, y no existía la aviación civil.

En la ciudad de Panamá, los periódicos de la época relatan que la Navidad se celebraba con gran entusiasmo. Todas las clases sociales, tanto ricos como pobres, esperaban con ansias la fecha y se preparaban con anticipación.

Las festividades comenzaban después del mediodía del 24 de diciembre.

No existía en 1912 la tradición del árbol de Navidad ni se conocía a Santa Claus, figuras que fueron introducidas posteriormente con la influencia cultural estadounidense durante la construcción del canal.

Aquella Nochebuena de 1912 fue especial, con la presencia de un presidente estadounidense compartiendo con los panameños, en un país lleno de esperanzas y optimismo ante la inminente finalización del Canal de Panamá.

En aquel entonces, la entrega de regalos era una costumbre arraigada, y según la tradición, el Niño Dios era el encargado de traerlos.

Los nacimientos eran otra tradición navideña presente en los hogares, y las iglesias exhibían representaciones con establos y pesebres que atraían a numerosos visitantes.

A la medianoche del 24, se celebraban misas en todas las iglesias católicas de la ciudad, y tras la ceremonia, las familias se reunían para la cena navideña.

El plato principal en estas cenas no era el pavo, una tradición estadounidense, sino la «lechona», que ocupaba un lugar central en la mesa panameña.

Además, los tamales y las salchichas eran muy populares, y no podían faltar los dulces de estilo francés. En Navidad, se preparaba un dulce especial de gran tamaño y varias capas.

En las clases altas, se bailaba tango y foxtrot durante las fiestas navideñas, mientras que el pueblo disfrutaba del «tambor», un ritmo que podría asemejarse al Tambor de la Alegría, una pieza musical de 1918.

Los niños recibían sus regalos el 25 de diciembre, y entre los obsequios preferidos se encontraban tambores y cornetas, lo que contribuía a que las Navidades en Panamá fueran particularmente bulliciosas.

Así transcurría la Navidad hace 112 años. Aquella Nochebuena de 1912 fue especial, con la presencia de un presidente estadounidense compartiendo con los panameños, en un país lleno de esperanzas y optimismo ante la inminente finalización del Canal de Panamá.

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