El reciente aumento de gastos de representación en el Consejo Municipal de Arraiján revela una alarmante contradicción entre las promesas de campaña y las acciones en el poder. La actual alcaldesa, quien durante su candidatura denunció fervientemente la corrupción, ahora se beneficia de un jugoso incremento de 3,500 dólares mensuales, mientras el municipio enfrenta una precaria situación financiera.
Este giro de 180 grados no solo traiciona la confianza de los votantes, sino que también perpetúa los mismos vicios que se prometió erradicar. El Acuerdo Municipal No. 38-2024 aumenta en 32,770 los gastos de representación para diversos funcionarios, incluyendo concejales y directores, en un momento en que la austeridad debería ser la norma.
La ironía es palpable: aquellos que llegaron al poder con la promesa de cambio ahora se aferran a las mismas prácticas que criticaban. Los ciudadanos de Arraiján, que anhelaban una transformación en la gestión política y el manejo de recursos públicos, se encuentran una vez más defraudados.
Este episodio subraya la profunda necesidad de una verdadera reforma en la administración municipal y un llamado a la integridad política que vaya más allá de las promesas de campaña.