Este refrán cobra una relevancia alarmante ante las devastadoras inundaciones que actualmente azotan Europa Central. Al menos 17 vidas perdidas, miles de desplazados y una destrucción sin precedentes nos obligan a reflexionar: ¿está Panamá preparada para enfrentar desastres naturales de tal magnitud?
La ausencia de una estrategia sólida en nuestro país para afrontar los desastres naturales provocados por el cambio climático es una bomba de tiempo. Mientras naciones desarrolladas luchan contra eventos climáticos extremos, Panamá parece dormitar en una falsa sensación de seguridad.
El cambio climático no discrimina. Las lluvias torrenciales, sequías prolongadas y el aumento del nivel del mar son amenazas reales para nuestro istmo. Sin embargo, carecemos de un plan integral que aborde la prevención, mitigación y respuesta ante estos fenómenos.
Urge una acción decidida del gobierno, el sector privado y la sociedad civil, porque la naturaleza nos está enviando señales claras. Es hora de que Panamá despierte y actúe. No podemos permitirnos esperar a que la tragedia toque a la puerta para reconocer nuestra vulnerabilidad. El momento de prepararnos es ahora.