Una cumbre histórica en tiempos turbulentos
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebró su 75º aniversario en Washington con una cumbre que marcó un hito en su historia. En un mundo cada vez más complejo y volátil, los 32 miembros de la alianza se reunieron para reafirmar su compromiso con la seguridad colectiva y abordar los desafíos emergentes que amenazan la estabilidad global.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dio el tono de la cumbre al declarar que la OTAN haría «todo lo posible» para garantizar el éxito de Ucrania a largo plazo. Esta declaración subraya la importancia que la alianza otorga a la situación en Europa del Este, considerada como una prueba crucial para su relevancia y eficacia en el siglo XXI.
El compromiso inquebrantable con Ucrania
La cumbre dejó claro que el apoyo a Ucrania sigue siendo una prioridad absoluta para la OTAN. Los aliados se comprometieron a proporcionar al menos 40.000 millones de dólares en ayuda militar a Kiev en el próximo año, una suma que refleja la magnitud del desafío que representa la invasión rusa.
Además, se anunció la creación de un nuevo comando de la OTAN, la Asistencia de Seguridad y Adiestramiento de la OTAN para Ucrania (NSATU), con sede en Alemania. Este organismo, liderado por un general de tres estrellas, tendrá como objetivo apoyar la transformación de las fuerzas de defensa y seguridad ucranianas para reforzar su integración y compatibilidad con las de la OTAN.
Un avance significativo fue el anuncio del envío de cazas F-16 a Ucrania. Dinamarca y Países Bajos donarán un total de 43 aviones, con Bélgica y Noruega comprometiéndose a proporcionar más en el futuro. Esta medida busca fortalecer las capacidades de defensa aérea de Ucrania frente a los continuos ataques rusos.
La sombra de Trump sobre la alianza
A pesar del espíritu de unidad que dominó la cumbre, la sombra del expresidente Donald Trump se proyectó sobre los debates. Sus declaraciones recientes, en las que amenazó con no defender a los aliados «morosos» en caso de una agresión rusa, generaron preocupación entre los líderes europeos.
El contraste entre la retórica de Trump y el enfoque del presidente Joe Biden no podría ser más marcado. Mientras Biden elogió a la OTAN como la alianza defensiva más grande «en la historia del mundo», Trump la describió como una organización de la que apenas tenía conocimiento antes de asumir la presidencia.
Esta divergencia de visiones subraya la incertidumbre que rodea el futuro de la alianza, especialmente con la posibilidad de un cambio de liderazgo en Estados Unidos después de las elecciones de 2024.
China: de amenaza distante a «facilitador decisivo» de Rusia
En un giro significativo, la OTAN adoptó una postura más firme hacia China, acusándola de ser un «facilitador decisivo» de la guerra de Rusia contra Ucrania. Esta declaración marca un cambio importante para la alianza, que hasta 2019 apenas mencionaba a China como una preocupación.
Los aliados denunciaron el apoyo de China a la base industrial de defensa rusa y sus actividades cibernéticas e híbridas maliciosas, incluyendo la desinformación. Esta posición más dura refleja la creciente preocupación por la influencia global de China y su relación cada vez más estrecha con Rusia.
Fortaleciendo las defensas y expandiendo horizontes
La cumbre también sirvió para reafirmar el compromiso de los aliados con el fortalecimiento de sus capacidades defensivas. Se destacó que 23 de los 32 miembros de la OTAN ahora cumplen con el objetivo de gastar el 2% de su PIB en defensa, un aumento significativo desde el gobierno de Trump.
Además, la OTAN está ampliando su enfoque más allá de sus fronteras tradicionales. La cumbre incluyó una sesión dedicada a la región Asia-Pacífico, con la participación de representantes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Esta expansión de horizontes refleja la creciente interconexión de los desafíos de seguridad globales.
En conclusión, la cumbre del 75º aniversario de la OTAN demostró la capacidad de la alianza para adaptarse a un panorama de seguridad en constante evolución. El apoyo inquebrantable a Ucrania, la postura más firme hacia China y el fortalecimiento de las capacidades defensivas marcan el camino a seguir para la organización. Sin embargo, las tensiones internas y las incertidumbres geopolíticas plantean desafíos continuos que la OTAN deberá navegar en los años venideros.