Siempre que un inversionista extranjero llega a Panamá no deja de preguntar cual es el clima de negocios. Mi respuesta siempre ha sido la misma. Panamá como pequeño país en el hemisferio occidental siempre estará bajo la sombra de los Estados Unidos. Pero además de esa realidad que comparte con todos los otros países de la región tenemos una importancia estratégica superior por el Canal de Panamá. La presencia norteamericana en nuestro territorio por más de cien años además nos ha evangelizado en cuanto a valores, percepciones y conductas. La primera visita del actual presidente electo a la Embajada de los Estados Unidos es una muestra de ese vinculo entre dos países donde se afirma el compromiso de mantenernos siempre dentro de ciertos parámetros y alineados a sus intereses vitales.
Pero más allá de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos, el país no puede distanciarse del resto del mundo ni desconocer la realidad del advenimiento de Asia como el gran polo económico del siglo XXI. De los cinco países con las economías más importantes del mundo, tres se encuentran en Asia. Esa realidad nos exige mayor apertura con China, India y Japón.
Cada país lucha por sus intereses. Panamá no tiene ninguna ansiedad hegemónica ni regional. Ni desde la perspectiva política ni económica. No lo veo venir. Para ello debe existir una ambición nacional y carecemos de ella a nivel político como también a nivel empresarial. Nos interesa nuestro bienestar nacional y subordinada a la expectativa de la inversión extranjera. Esa prosperidad solo llegará a nuestro terruño si abrimos espacios de entendimiento con otros países sin menoscabar nuestra realidad geográfica y el interés geopolítico de nuestro gran vecino.
El presidente electo tiene la necesidad de abrir un espacio a China e India. Hoy la realidad del despertar de estas dos grandes civilizaciones es irreversible. Luego de siglos de colonialismo empiezan a jugar el papel que merecen en la comunidad de naciones. El mundo empieza a convertirse en multipolar. O quizás en estos momentos en dos grandes ejes rodeados de pequeñas nuevas potencias regionales. Descartar una relación comercial y de mutuo entendimiento con China o India sería un grave error y obstaculiza nuestra capacidad de desarrollo económico.
Necesitamos aprender a navegar en estas aguas sin atemorizar a nuestro vecino del norte. Recordemos. Cada país tiene sus intereses y buscar los propios en un mundo multipolar no afectaría nuestra alineación geopolítica. Para las dos grandes potencias del lejano oriente, Panamá es la puerta de entrada al océano Atlántico. La vía para intercambiar bienes y recursos naturales con el Este de los Estados Unidos. Esa importancia comercial debemos aprender a explotarla para nuestro beneficio. Más inversión china, india, japonesa o del lejano oriente es un camino imposible de obviar. Nuestra política exterior necesita ampliar su horizonte y la profesionalización de nuestros representantes ante el concierto del mundo es vital para lograr esos objetivos.