La Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense seguirá exigiendo responsabilidades a Boeing después de revisar la hoja de ruta de la compañía para solucionar sus problemas sistémicos de seguridad y control de calidad, según un comunicado tras una reunión de tres horas con altos dirigentes del fabricante.
En febrero, el administrador de la FAA, Mike Whitaker, dio 90 días a la compañía para presentar un plan de acción «exhaustivo» para establecer un «nuevo estándar de seguridad» tras el incidente del panel de la puerta del 737 MAX de Alaska Airlines ocurrido el pasado 5 de enero.
En concreto, Boeing deberá disponer ahora de un Sistema de Gestión de la Seguridad (SMS) obligatorio, que «garantizará un enfoque estructurado, repetible y sistemático para identificar los peligros y gestionar los riesgos».
Además, otras acciones demandadas por la entidad son simplificar procesos y procedimientos y aclarar instrucciones de trabajo, supervisión mejorada de proveedores, mejora de la formación y comunicación de los empleados y aumento de las auditorías internas del sistema de producción.
Con todo, Whitaker defendió que el cambio sistémico «no es fácil», pero es «absolutamente necesario», añadiendo que «trabajo nunca está realmente hecho cuando se trata de la seguridad del público que vuela, ni de Boeing, ni de las aerolíneas, ni de la FAA».
De cara al futuro, la FAA monitoreará activamente el progreso de Boeing de diversas maneras, entre las que se incluyen revisiones mensuales, un equipo de expertos para monitorizar el progreso de Boeing y la efectividad de los cambios, además de reuniones semanales con altos líderes del fabricante.
Por último, la entidad estadounidense reforzará la supervisión en Boeing con más inspectores de seguridad en las instalaciones, más conversaciones con los empleados de la empresa, inspecciones adicionales en puntos críticos del proceso de producción y supervisiones de las métricas del sistema de calidad.