El termómetro desbocado

La crisis climática se manifiesta de manera clara y devastadora en la comunidad de Gardi Subdug, en San Blas, desmintiendo las afirmaciones de quienes consideran este fenómeno una fantasía conspirativa. El aumento del nivel del mar ha obligado a la reubicación de unas 300 familias de la isla, evidenciando la urgencia de abordar este problema global. Las olas de calor extremo y otros eventos climáticos severos son una llamada a la acción que no podemos seguir ignorando.

Panamá debe tomar ejemplo de iniciativas exitosas en otras ciudades para mitigar los efectos del cambio climático. Medellín, por ejemplo, ha implementado un ambicioso plan de «corredores verdes» que ha transformado la ciudad, mejorando la calidad del aire y reduciendo las temperaturas urbanas. Este proyecto, que inició en 2016, ha involucrado la siembra de miles de plantas y árboles, conectando espacios verdes a lo largo de la ciudad y creando un entorno más fresco y saludable para sus habitantes.

La situación en Gardi Subdug demuestra que el cambio climático no es una amenaza futura, sino una realidad presente que afecta la vida de miles de personas. Es imperativo que Panamá desarrolle y ejecute medidas similares a las de Medellín para enfrentar las olas de calor y otras consecuencias del calentamiento global. La inacción no es una opción; debemos actuar ahora para proteger nuestro futuro y el de las próximas generaciones.

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