Las aves de mal agüero

Entramos en un proceso electoral.  El 5 de mayo el pueblo elegirá al próximo presidente de la República, a sus diputados, alcaldes y representantes de corregimientos.

Los candidatos son los que son y corresponde al pueblo panameño elegir a quien desee lo represente. En estas elecciones hay para todos los gustos.

No tengo una bola de cristal para determinar quién será electo para presidente.  Y no soy de aquellos insistentemente implorando la descalificación de uno de ellos.

El poder emana del pueblo. Y si el pueblo escoge al desacreditado para correr en estas elecciones yo acepto la decisión popular.

En 1994, vivimos un período electoral tenso. Muchos estaban preocupados porque el PRD tenía posibilidad de llegar a la presidencia de la República con su candidato.

La oposición civilista estaba dividida. Su visión del país estuvo unificada por el retorno a la democracia. Logrado ese objetivo cada uno demostró sus verdaderos colores e intereses por el poder. Esto dio como resultado una elección con un presidente electo con un voto relativo, pero nada más pasó. Al contrario, el país logró enderezarse en institucionalidad, economía y gestión pública.

Si Mulino triunfa en estas elecciones hará un gobierno en búsqueda de resolver los inminentes problemas nacionales. Vamos a enfrentar un momento crítico en el país y requerirá de apertura política y acuerdos nacionales. 

Estoy seguro en su capacidad para lograr esos objetivos.   Igual es mi entender con los otros tres candidatos que le siguen en la simpatía popular según las últimas encuestas.    

Existe un sector de intereses que se consideran determinantes en las decisiones políticas del país y aún a escasos días de las elecciones se abocan a destronar a Mulino. Eso no va a ocurrir. Están desfasados y deben permitir al electorado tomar su decisión.

Calificar al pueblo de ignorante o estúpido no le hace un favor al país. Incapaces de ver al país en toda su dimensión humana pretenden imponer su estrecha visión evangélica al resto. O ves la política como la veo o eres un ignorante o estúpido.    

Ese irrespeto a los electores les regresa como un bumerán y los llena de frustración. Recuerdo el año 1994 y como el presidente Pérez Balladares sumó a directivos e influyentes miembros del diario la Prensa a su gobierno. Ricardo Alberto Arias fue nombrado embajador de Panamá en Washington y Ministro de Relaciones Exteriores. César Tribaldos como director de lo que hoy conocemos como Autoridad de Turismo. Importantes periodistas del diario La Prensa como Dorita Reyna pasaron a ser asesora de comunicación del gobierno. Y estoy seguro muchos adversarios de los candidatos existentes lo verán con diferentes ojos si suben al poder.

Cuando la luz blanca pasa a través de un prisma se podrán ver muchos colores. Los adversarios políticos tienen la tendencia a buscar luego de las elecciones el color más cercano a su gusto para entenderse con el poder.

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