Este país siempre ha sido un punto de encuentro para el mundo, desde el Canal hasta su dinámica economía. Pero Panamá no se detiene ahí. La creación del Área Económica Especial de Aguadulce (AEEA) y la Terminal Portuaria Multipropósito es prueba palpable de esta constante evolución. Ubicada a tan solo 100 km al oeste de la capital, en la provincia de Coclé, la AEEA se extiende por más de 1,758 hectáreas. Concebida por la Ley 309 de 2022, esta área es un desafío que la nación debe asumir sin dudas de ningún tipo. Ofrece exenciones impositivas y acceso a infraestructuras, abriendo las puertas a empresas de sectores tan variados como la logística, la manufactura o la agroindustria. La cifra que ronda es impresionante: se espera que genere 20,000 empleos directos y unos 100,000 indirectos.
Sin embargo, más allá de los números, el proyecto tiene una visión más profunda. Se trata de impulsar una economía más allá de las zonas tradicionales como Ciudad de Panamá y Colón. Con más de 350 empresas proyectadas para su primera etapa, la AEEA promete diversificar la oferta educativa, potenciar la exportación de mercancías y dinamizar el sector turístico.
Pero, no se trata solamente del Área Económica Especial. Camina de la mano con un desafío que transformará radicalmente el futuro de las provincias centrales y el resto del país: la ambiciosa idea de un canal seco, que conecte Aguadulce con Coclé del norte mediante una ruta ferroviaria. Una infraestructura de esa magnitud requerirá un cuidadoso estudio, desde su impacto en el Corredor Biológico Mesoamericano hasta la forma de construir el puerto en Aguadulce para barcos súper post panamax.
Panamá está dando pasos agigantados con este proyecto, con el que se pretende fortalecer y diversificar la economía nacional, lo que, a la larga, beneficiará tanto a empresas como a ciudadanos. Pero es esencial que se aborden los desafíos con la misma determinación. Después de todo, un proyecto de tal envergadura no solo transformará la economía, sino que también moldeará el futuro del país.
El Área Económica Especial de Aguadulce es una oportunidad única para redefinir el tipo de país que queremos ser. Y una oportunidad también para poner a prueba nuestro carácter como nación: ¿Estamos dispuestos a soñar y asumir nuevos retos por muy descomunales que parezcan ser? De la respuesta depende que Panamá, además de un punto de encuentro para el mundo, se convierta también en un faro de innovación y progreso.