Desplome institucional y anti transparencia

Montesquieu era de la opinión que no existía libertad cuando el poder ejecutivo y el legislativo caminaban de la mano, en peligrosa complicidad. Ni tampoco al anularse la separación entre el judicial y los otros dos; porque, en tales condiciones, se podía temer que se promulgaran leyes tiránicas que terminarían impuestas a la fuerza a la ciudadanía. Cuando estas instituciones dan la espalda al papel de contrapeso que les fuera asignado dentro del sistema de gobierno, no puede esperarse otra cosa distinta a que el declive se propague, como una infección, al resto de las instituciones del país. Y este deterioro institucional acarrea, como consecuencia, el deterioro del Estado de derecho; y éste conduce, inevitablemente, al desplome del sistema democrático.

En el lapso de un par de semanas, el país se ha sacudido ante algunos deplorables eventos que confirman el grave menoscabo que afecta a las instituciones nacionales. Primero, el de la Autoridad Nacional de Administración de Tierras, que ha terminado aupando el descarado despojo de las tierras pertenecientes al Estado llevado a cabo por personajes políticos allegados al poder. Y ahora, el vergonzoso comportamiento de la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, que no conforme con el espaldarazo dado al ocultamiento de información por parte del IFARHU, se hace cómplice de la infamia cometida en contra del derecho a la información que tienen los ciudadanos de este país. Gracias a este último exabrupto, cualquier rufián tiene asegurado que ningún medio de comunicación pueda publicar su foto cuando se hagan públicas sus retorcidas andanzas. La vocación anti transparencia y el servilismo de la Antai a los poderes de turno es de dimensiones tan graves como las mostradas por el deterioro institucional que aqueja a la nación.

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