En Croacia, el equipo de Julen Lopetegui vivió una primera parte relativamente cómoda, sin ocasiones claras en contra, ni a favor, y dejando pasar los minutos haciendo bueno el triunfo del Sánchez-Pizjuán. Sin embargo, todo cambió en la segunda mitad cuando los locales metieron una marcha más y comprometieron el pase de los andaluces.
El Dinamo aumentó su agresividad en la presión y encerró a un Sevilla que tuvo más problemas con la lesión de Diego Carlos al borde del descanso. La noche se complicó del toco cuando Mislav Orsic transformó un penalti por manos de Acuña a falta de 25 minutos. Los de Zagreb doblaron esfuerzos e hicieron pasar un mal rato al equipo de Nervión.
Los minutos finales fueron de sufrimiento, más si cabe con la doble amarilla de Delaney que acabó con el sevillista en los vestuarios en el tiempo de descuento. El equipo de Lopetegui salió con un billete que no fue tan barato como auguraba la previa. El seis veces campeón de la Europa League no faltará a su cita con octavos.
LA REAL SE VA CON LA CABEZA ALTA
Por su parte, la Real Sociedad no pudo hacer bueno el 2-2 conseguido ante el Leipzig hace dos semanas después de caer en el Reale Arena (1-3) en un choque plagado de alternativas. Los de Imanol Alguacil no merecieron un marcador tan abultado, seguramente, pero los alemanes fueron letales en posiciones de gol.
El primero de la noche llegó tras un penalti de Matthew Ryan, provocado por un pase de Dani Olmo, que terminó con el derribo de Christopher Nkunku. El árbitro no lo dudó y Orban, después de un rechace, fue el encargado de romper todos los planes del cuadro ‘txuri urdin’. La grada siguió animando a los suyos, que volvieron a recibir otro sopapo cuando menos lo merecían.
Pese al empeño de la Real fue el Leipzig quien golpeó de nuevo con un golazo de André Silva desde fuera del área. Un derechazo que se coló por la escuadra y dinamitó por completo la eliminatoria. La empresa era realmente complicada para los donostiarras pero una jugada anulada por el juez de línea acabó con la chispa necesaria para vivir un final apretado.
El VAR corrigió la decisión del linier y validó un tanto de Zubimendi tras una falta botada por Januzaj que peleó Oyarzabal en el cielo de Donosti. El rechace ilusionó a un Reale Arena que vio pasar los minutos y no llegaba el segundo. Es más, cuando los blanquiazules estaban volcados buscando la prórroga llegó el definitivo 1-3.
En esta ocasión fue por manos de Elustondo, que no pudo evitar -fruto de su inercia- impactar con el cuero en una jugada de Nkunku. Esta vez lanzó la pena máxima el especialista Emil Forsberg, que no falló desde los 11 metros. El gol rubricó el adiós de la Real Sociedad, que se marchó entre aplausos de su público reconociendo el esfuerzo y su buena actuación en Europa.