Como una peste silenciosa, tan dañina como cualquier otra, el complejo faraónico se hace sitio en la mente de algunos funcionarios y los obsesiona con la construcción de alguna pirámide que, en el lenguaje político criollo, suele llamarse- ostentosamente- “mega obra”. Por supuesto que estos pequeños funcionarios no son faraones, ni sus gestiones son reinados; sin embargo, sus proyectadas pirámides resultan absurdas y el gasto ocasionado atenta contra la salud de las arcas públicas.
Primeramente, la obsesión apuntó a un proyecto de playa que costaría la friolera de 120 millones de dólares. Un proyecto de 1.8 kilómetros que exigía un relleno de arena de aproximadamente mil metros entre el Mercado de Mariscos y el Club de Yates y Pesca; y 800 metros adicionales entre el mencionado club hasta el río Matasnillo. Este relleno iría acompañado de la construcción de locales comerciales para ubicar quioscos, restaurantes, área de estacionamientos, un anfiteatro, un bulevar y parques que, a juicio del supremo jefe de la comuna capitalina, incentivaría el turismo y la economía. Con la irrupción de la pandemia y el fuerte rechazo ciudadano ante semejante despropósito, la pirámide playera fue a parar al fondo de un cajón y abandonada.
Luego, surge el proyecto de un nuevo mercado de mariscos cuyo diseño y construcción costaría a los contribuyentes entre 40 y 50 millones de dólares, a pesar de la existencia de un mercado donado en su momento por Japón y al cual se le han hecho renovaciones que lo mantienen perfectamente funcional. El proyecto, al igual que el primero, es considerado innecesario y, en un momento en que los ingresos estatales no pintan muy bien, resulta más bien inoportuno. Otras necesidades apremian en sectores mayoritarios de la comuna, sin embargo, el funcionario de marras insiste en sus “pirámides” absurdas.
Haría muy bien quien dirige la alcaldía en desprenderse de egos y complejos faraónicos y conectarse con las verdaderas necesidades de los ciudadanos. Aún está a tiempo de corregir el rumbo, de lo contrario, ésta será recordada como una de las peores gestiones alcaldicias de las que se tenga memoria.