San Nicolás, Santa Claus y su hermano obscuro I

Foto: Archivo.

Se acerca la Navidad y en La Historia Habla estamos recorriendo la historia de algunos de los protagonistas de estas fechas, ya sean bebidas, comidas, rituales o seres fantásticos que se cuelan por ventanas y chimeneas, la Navidad es una época de fantasía y elementos entrañables.

El pasado día 6 de diciembre la Iglesia celebró la festividad de San Nicolás. Hoy vamos a conocer un poco mejor a este personaje.

San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari vivió en el siglo IV y es el santo patrón de Rusia, de Turquía y de Grecia y ya en el año 550 se le había dedicado un templo en la ciudad de Roma. El San Nicolás histórico nació en Patara, una ciudad que actualmente está en Turquía, y pronto se destacó por ser un niño muy piadoso e inclinado a las buenas obras. San Metodio, uno de los hagiógrafos que nos han relatado su vida, nos relata que al morir sus padres, Nicolás entregó a los pobres toda su herencia, yéndose a vivir a Mira, en Anatolia. Allí, cuenta la leyenda, los sacerdotes estaban discutiendo acerca de quién sería el siguiente obispo y como no se ponían de acuerdo, decidieron que elegirían al primero que entrase en el templo en el que se encontraban reunidos. ¿Pueden ustedes adivinar quién entró a la iglesia? En efecto, de ese modo Nicolás se encontró siendo obispo de Mira.

Su bondad y su atención para los desfavorecidos nos han dejado varias historias edificantes, como la que cuenta que sabiendo el obispo que un noble de Patara se había arruinado y para sobrevivir debía prostituir a sus hijas, el santo tiró por la chimenea (o por la ventana, que no se ponen de acuerdo los que nos cuentan su vida) de la casa tres zapatos (o bolsos, en este punto difieren las versiones) llenos de oro. En otra versión lo que hizo Nicolás fue dejar caer por la chimenea monedas de oro que cayeron dentro de las medias que las hijas explotadas habían puesto a secar a la lumbre. De esta última versión habría surgido la tradición de colgar medias para recibir los regalos.

A pesar de todas sus buenas obras debemos señalarlo como responsable de varios atentados contra el patrimonio, ya que mandó derruir varios edificios y templos dedicados a los dioses romanos, entre ellos el de Artemisa. Quizás por eso el emperador Licinio lo mandó encarcelar y fue liberado por un decreto de Constantino. Participó en el Concilio de Nicea siendo uno de los más enconados opositores de las doctrinas herejes postuladas por Arrio.

El obispo Nicolás murió en el año 343 en Mira, pronto su fama de santidad y las noticias de los milagros realizados por su intercesión se extendieron por todo el mundo conocido, convirtiéndose en el primer santo que no murió martirizado sobre el que se creó una devoción intensa y extensa.

La tradición cuenta que su cadáver fue enterrado en Mira, pero cuando los musulmanes conquistaron Anatolia en el año 1087, un grupo de fieles sacó las reliquias del santo y se las llevaron a Italia, a la ciudad de Bari. A partir de ese momento el santo comenzó a hacer tales milagros que su culto se extendió rápidamente por toda Europa.

Curiosamente los relatos de sus milagros tienen elementos que se repiten, como por ejemplo, el número 3. Tres eran las hijas del noble chuleadas por su padre y tres niños resucitaron gracias a la intercesión del santo después de haber muerto al instante cuando cayeron de un árbol.

Más truculenta es la historia del milagro en el que tres niños que habían sido asesinados por un cruel hostelero quien los convirtió en comida para sus huéspedes fueron devueltos a la vida. Por eso a veces se le representa con un cubo a su lado donde están metidos tres niños.

San Nicolás también es el patrono de los marineros, porque estando tres de ellos en medio de una terrible tormenta invocaron a San Nicolás y él se les apareció sobre la cubierta y calmó el temporal. Se repite el número tres en la salvación de tres militares de alto rango que habían sido condenados a muerte injustamente.

Los milagros se siguen produciendo en nuestra época, en la Segunda Guerra Mundial, durante un bombardeo a la ciudad de Bari una madre perdió de vista a su hijo en medio del pánico colectivo. El niño apareció más tarde en su casa, contando que San Nicolás lo había protegido y llevado más tarde de regreso.

Pero hace unos años, en el 2017, una noticia hizo temblar a los fieles del santo, ¿es posible que San Nicolás de Bari no esté enterrado en Bari? ¿Es posible que la historia del traslado de sus restos no haya sido más que eso, apenas una leyenda y que los restos que fueron depositados en Bari no pertenezcan al santo? ¿Es posible que las santas reliquias nunca hayan salido de Mira? Pues eso es lo que parece según los últimos descubrimientos arqueológicos, y así se lo contaremos en la siguiente entrega de La historia Habla.

 

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