Después de 21 meses de pandemia sumergidos en una atmósfera de permanentes restricciones, es comprensible sentirse hastiados. La fatiga y el ansia de volver a la rutina prevaleciente antes de la aparición del virus es un sentimiento generalizado a estas alturas de la crisis. Sin embargo, aflojar las medidas preventivas en estos momentos no resulta muy sensato puesto que la pandemia aún no concluye.
Y la presencia de la nueva variante ómicron exige redoblar los cuidados. A pesar de los señalamientos sobre su baja letalidad, esta cepa se extiende rápidamente al ser más contagiosa y por su capacidad de infectar a personas vacunadas y a las recuperadas del Covid-19. Como bien lo advirtiera recientemente el científico jefe de la Organización Mundial de la Salud, Soumya Swaminathan: “con las cifras en aumento, todos los sistemas de salud estarán bajo presión”. El riesgo de reinfección, según estudios del Imperial College de Londres, es más de cinco veces mayor que el de cualquier otra cepa conocida.
Desde que en noviembre pasado se diera la alerta en Sudáfrica, la presencia de la ómicron se ha confirmado en decenas de países y al duplicar sus infecciones en un período comprendido entre los 1.5 y los tres días, se prevé que en poco tiempo sea la variante dominante a nivel global. Esta mayor capacidad de contagio, además de empujar al límite las capacidades hospitalarias, entraña el riesgo potencial de la aparición de nuevas variantes con los problemas que eso implica.
Las previsiones optimistas de la OMS señalan el 2022 como el año en que terminaría la pandemia que ya mató a más de 5.6 millones de personas en todo el planeta. En este sentido apunta Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la OMS, al expresar que esperan “consignar esta enfermedad a una enfermedad relativamente leve que se pueda prevenir y tratar fácilmente”.
Mientras ese momento llega, durante estas festividades de fin de año mantengamos la constancia en las medidas preventivas como el uso de mascarillas, lavado frecuente de manos, uso de gel alcoholado, el distanciamiento y evitar las reuniones multitudinarias. No hacerlo puede provocar aumentos de nuevos casos de contagio, capacidades hospitalarias rebasadas con creces y un retorno a medidas que nadie desea y que agudizarían la crisis que ya todo el país lamenta.