El último evento deportivo realizado en el estadio Rommel Fernández, además de la alegría del triunfo, le deja al país algunas lecciones realmente preocupantes.
La primera, la peligrosa improvisación reinante desde el momento mismo de la llegada del público: las quejas sobre el lento proceso de entrada en el que para nada ayudó la lenta validación de la vacuna mediante “procedimientos digitales”, sumado a ello los pocos puntos de control de entrada y el acostumbrado “juega vivo” de quienes son los últimos en llegar, pero pretenden ser los primeros en entrar. La impaciencia generalizada en los alrededores generó varios amagos que pudieron terminar en una descontrolada multitud intentando acceder a las instalaciones en estampida. Nada se aprendió de la reciente tragedia ocurrida en el festival Astroworld en Houston, donde las turbas enloquecidas dejaron como resultado diez muertos y cientos de heridos.
La segunda lección demuestra la inoperancia de las instancias responsables de velar por el respeto a las normas vigentes y aplicar, de manera oportuna, los correctivos a los infractores. En lo que se ha dado en llamar de forma jocosa el “butacagate”, un personaje de las redes sociales, al término de la jornada deportiva, se retira llevándose consigo una de las butacas del estadio, publicando- poco después- una imagen en la cual aparece acostado junto a su trofeo. Un día después, la única sanción recibida por la figura en cuestión es la desaprobación pública expresada a través de las mismas redes digitales.
Y, la tercera lección, el relajamiento de las medidas sanitarias en un evento que rondaba entre los 15 mil y los 20 mil participantes, y en el que no se guardaron las distancias ni dentro ni fuera del estadio, y no fueron pocos los que se mostraban sin mascarillas o llevándolas mal colocadas. Mientras crece la preocupación de las autoridades de salud por el incremento de los casos en la provincia de Los Santos, estos desafueros multitudinarios parecen no incomodar a los responsables de velar por una efectiva estrategia sanitaria. Los ejemplos abundan de naciones con mejores índices de vacunación que no se libraron, sin embargo, de una nueva ola de contagios.