Antes creíamos que estábamos bien y era mentira, hoy estamos mal y es verdad.
Y todo esto no tiene es por la pandemia. Si bien la pandemia nos produjo un tropezón quienes analizan la situación lo pueden ver. El futuro sin corrección de rumbo no pinta muy bien.
Y lo digo por distintas razones. Hoy en día con $1000 dólares mensuales de ingreso familiar no vives como una clase media.
Hay países donde ese tipo de ingreso mensual si bien no te permite anda con un Honda CRV y tener casa de playa si te alcanza para vivir cómodamente con dos hijos.
La vida en Panamá se ha encarecido y cada vez es peor. Y todo esto nada que ver con el ingreso per cápita ni con el producto interno bruto.
Más bien con la apertura de mercado, los tratados de libre comercio, la reducción arancelaria y la globalización.
Con esa temática dejamos ciegamente al mercado local en manos de dos o tres agentes económicos que han incrementado sus ganancias y fijados los precios mediante acuerdos.
Son los importadores de productos mediante acuerdos de distribución donde el distribuidor solo tiene un agente económico para comercializarlos.
Así ocurre, con los alimentos procesados, las medicinas y muchos otros productos de consumo o que se utilizan como materiales para la construcción o procesos industriales.
Y como el Estado se ha desprendido de cualquier responsabilidad de regular el mercado interno quedamos atrapados en una espiral de fijación de precios que no lo tumba nadie. Y si quiere empecemos por las medicinas.
¿Cómo es posible los mismos medicamentos importados de las casas farmacéuticas cuesten hasta 150% más en Panamá que en Turquía, España, o inclusive Colombia? ¿Quién puede explicar esto?.
Yo compro una medicina americana producida en Puerto Rico y comercializada en Mumbai, India a 70% menos que en una farmacia en Panamá. Y no es genérica. Es del mismo fabricante y de su propia manufactura.
Dentro de poco los panameños visitaremos otras urbes para hacer Turismo de Medicinas. Resultará más económico aun cuando sea por encargo pagando boleto y estadía en ese otro lugar. La práctica ya existe.
Si viajas a Turquía, España, Colombia y si se enteran tus colegas, amigos y familiares es que le compres tal y cual medicina. Y esas maletas vienen hoy repletas de medicinas por encargo.
Nosotros siendo un país tropical nos hemos ya acostumbrado a que nuestro aguacate sea extranjero, el mango extranjero. Solo vaya a un supermercado y lo verá.
La leche viene de Costa Rica y hasta de España, los helados, el agua embotellada. Y decíamos tener la mejor agua del mundo.
Nosotros sin querer queriendo y pensando que todo lo extranjero es mejor a lo nacional especialmente si viene de «Gringolandia» dejamos de producir hasta lo más básico.
Mucho se cotorrea del retorno al campo y los programas del Ministerio de desarrollo agropecuario, el IMA, el IDIAP y el BDA no han servido para nada.
Nos estamos engañando nosotros mismos con todos estos supuestos programas de asistencia y crédito. A la vez dejamos de generar empleos y promovemos la fuga de divisas.
Un país como el nuestro con su posición geográfica y los ingresos del canal no debiéramos tener una población tensa y agitada.
Deberíamos estar en el ranking de los países más felices del mundo. La felicidad no tiene nada que ver con el dinero.
El dinero ayuda a cubrir tus necesidades básicas y un gobierno no debe crearle preocupaciones a la población por la educación de los hijos ni la salud , ni de la jubilación cuando envejezcas.
Bueno me desahogué y hasta aquí llego.