El desaliento en las cifras

El Índice Global del Crimen Organizado, publicado por la Iniciativa Global contra el Crimen Transnacional Organizado (GITOC, por sus siglas en inglés) resulta demoledor para nuestro país, sobre todo para aquellos funcionarios más concentrados en las excusas que en las soluciones.

Panamá ocupa, entre las naciones del continente americano, la quinta posición entre los países más azotados por la criminalidad; sólo superada por Colombia, México, Honduras y Paraguay. Mientras que las regiones con los índices criminales más elevados son Asia, con 5.30 puntos; África, con 5.17 puntos; y las Américas, con 5.06 puntos.

Además de dejar claramente establecido que el 80 por ciento de la población mundial habita en países en los que reina el crimen organizado, el informe revela que el tráfico de personas, el contrabando de cannabis y el contrabando de armas encabezan las actividades del mercado ilegal. El estudio, que abarca a los 193 países miembros de las Naciones Unidas, anota que los países con costas marítimas extensas y con la siguiente estructura comercial y portuaria, son más vulnerables a las acometidas ilícitas como el narcotráfico, la pesca ilegal y el tráfico de armas y personas.

El índice revela, además, que Centroamérica destaca juntos a otras dos regiones en los mercados delictivos del tráfico de armas, trasiego de mariguana y cocaína, y en los delitos contra la flora y fauna. Panamá, junto a México, obtuvo una de las más altas puntuaciones en la trata y el contrabando de personas.

Por si no bastara con las preocupantes observaciones del estudio mencionado, ayer, en medio de una actividad política, es asesinado un funcionario y dirigente del Partido Revolucionario Democrático, lo que mantiene estupefacta a la nación y a una opinión pública que, sostenidamente, ha llamado la atención sobre los intolerables niveles alcanzados por la violencia y la criminalidad en el país mientras brillan por su ausencia los organismos a los que compete velar por la seguridad ciudadana.

Si algo dejan en claro el Índice Global del Crimen Organizado y el asesinato ocurrido ayer domingo es que luego de este desborde de la violencia y el crimen no hay lugar para las excusas y que ha llegado el momento de exigir resultados concretos a todos a quienes compete la seguridad ciudadana y la tarea de combatir la delincuencia. No exigir esas responsabilidades es convertirse en cómplices.

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