De 26 jugadores legionarios y 14 de la Liga Panameña de Fútbol (LPF) fue la convocatoria preliminar de Thomas Christiansen, para los dos encuentros de Panamá del 5 y 8 de junio ante Anguila y República Dominicana, respectivamente, en el estadio Rod Carew, con los que termina la primera ronda eliminatoria para Catar 2022. Una lista que como en cualquier otra parte trae ronchas porque no se llamó a fulano, mengano, zutano y perencejo.
Para mi la convocatoria no admite polémicas, en gran parte, por los rivales que se tendrán en frente. Me parece que hay un nutrido grupo de jugadores entre veteranos y jóvenes con experiencia, además de que se le ha dado la oportunidad, al menos en este primer listado, a caras nuevas como el joven de 20 años, Newton Williams, que hace días fue noticia cuando marcó goles tanto en la Sub 20 del Palmeiras como en el primer equipo, lo que trajo el debate de si había que dejarlo que madure antes de un llamado a una selección mayor.
Con el respeto que se merecen los dos rivales caribeños, en esta convocatoria hay material para sacar las dos victorias y avanzar a la próxima fase. No obstante, más que debatir en que hizo falta este y el otro, lo que se espera es que la selección cambie de cara respecto a sus dos primeros partidos con Barbados y Dominica, que aunque ganaron, la presentación que se hizo dejó una imagen pobre.
De esta lista preliminar de 40 jugadores, que me pareció exagerada, quedarán finalmente 23. Pensemos que si hay que darle oportunidad a algunos de los 14 de la LPF, habría que hacer un recorte por lo menos de ocho legionarios, para dejar un número de 18 y así por lo menos darle un chance a cinco del patio. Pero mirando la lista de legionarios, un recorte de ocho parece demasiado. Ahora bien, tampoco se puede pensar en seleccionar a dos o tres de la liga local porque, viendo la calidad de los rivales, esta es una oportunidad que se presenta para que los jugadores locales se fogueen y se den un baño de selección. Más adelante, si se llega al octogonal, se va a hacer más difícil porque se trataría de una fase final en donde se va a enfrentar a lo mejor de la Concacaf; allí por lo regular se echa mano de un mayoritario grupo de foráneos.
Frente a ese excesivo número de convocados, los pocos entrenamientos que van a tener los jugadores serán determinantes para que algunos de los no habituales en la selección deslumbren y consiga llamar la atención del entrenador danés.
Está claro que hay material para estos dos partidos que se aproximan, pero lo que tiene que quedar más claro aún es que los jugadores tendrán que poner de su parte y que el técnico no se complique aplicando una estrategia que enrede a los jugadores. Panamá siempre ha jugado con el módulo 4-4-2 y hay que tratar que el jugador siga familiarizado con ese sistema y más ahora cuando se está tratando de darle forma a un nuevo relevo generacional, en el que Christiansen apenas está conociendo el modus vivendi del futbolista panameño.
Pedirle al entrenador que ponga una alineación que a todos nos sea familiar no sé si se de a estas alturas, porque el estratega europeo está plantando su propio estilo, como debe ser. En el corto tiempo que lleva en Panamá, Christiansen ya debe conocer un poco de cómo se maneja el futbolista panameño. Por eso enfatizo, que con el equipo que convocó tiene para avanzar a la siguiente fase por la calidad de los dos rivales, pero para eso habrá que mejorar en todo lo que se hizo mal en los dos primeros partidos de esta serie: tanto los jugadores en lo futbolístico como el entrenador en lo estratégico.
No se puede desconocer que matemáticamente se hicieron los seis puntos que se disputaron en las dos primeras salidas, una numeración perfecta, aunque en la clasificación general República Dominicana sea el líder del grupo con los mismos puntos que los panameños, pero con mejor diferencia de goles. No quedar primero del grupo representaría la eliminación y un fracaso que en lo personal no me ha pasado por la cabeza.
Estos dos partidos del mes de junio serán determinantes para pensar en el octogonal final, sin subestimar a los dos rivales caribeños, que ya los dos anteriores a los que se enfrentó la selección nacional le hicieron pasar un dolor de cabeza. En una eliminatoria no hay equipo chico y eso ya les quedó como lección a los dirigidos por Christiansen. Ahora hay que pensar en ganar aprovechando la condición de local y mejorar en lo individual y en lo colectivo.
Por eso ahora, aparte de conseguir los seis puntos, lo primordial es que se deje una mejor impresión como colectivo, para que la selección se reencuentre consigo misma con miras a la siguiente ronda, que será ante un solo rival, contra el que se decidirá la clasificación a la instancia final en la que estarán los ocho clasificados que buscarán los tres pases directos y el repechaje para el Mundial de Catar 2022.