La transparencia gubernamental y el acceso a la información caminan tomados de la mano. Porque todo Gobierno que aspire a ser señalado de democrático, está obligado a informar, dar cuentas y poner a disposición de la ciudadanía, de manera completa y oportuna, toda la información pertinente a la gestión que realiza.
Vista de esta manera, la transparencia se ha convertido en el principal indicador al momento de calificar el carácter democrático de una administración de gobierno. Esta cualidad, junto a un mayor acceso por parte del ciudadano a la información de carácter pública, promueven una sana y creciente participación de la sociedad en el diseño y evaluación de las políticas que competen a todos. Un ciudadano, concebido y tratado como el soberano al que se le rinde cuentas de las actuaciones del estado, ejercerá una participación más decidida y activa en los asuntos nacionales. Esa participación garantizará a su vez la creación de políticas más apegadas al sentir y a las necesidades nacionales con mayores posibilidades de contribuir positivamente al bienestar de las mayorías.
Las evidencias apuntan a que, en toda Latinoamérica, durante este último año inmersos en la pandemia del nuevo coronavirus, los derechos humanos y los bastiones que sostienen al sistema democrático, han sufrido un notable retroceso a consecuencia de las actitudes y las acciones oportunistas de quienes dirigen el Estado.
Se ha llevado a cabo, por ejemplo, un obsceno aumento de la deuda pública sin que, hasta el momento, el ciudadano de a pie tenga posibilidad de enterarse detalladamente de cómo se han utilizado esos millonarios recursos.
En un tema de referencia como las vacunas, en nuestro país el secretismo es absoluto en cuanto a los contratos firmados para adquirirlas y los desembolsos efectuados para obtenerlas.
Igualmente, en otro tema tan vital para la nación, se desconocen los planes y las estrategias- si es que existen- para llevar a cabo las tareas necesarias para lograr la recuperación económica y salir del hoyo en que nos ha sumido la crisis sanitaria.
En fin, como ciudadanos tenemos que salir del letargo en que hemos permanecido durante este último año de crisis y retomar las exigencias de una mayor transparencia en el manejo de los asuntos públicos. Y recordar que, también, un vigoroso acceso a la información del sector público facilita un mejor conocimiento de las acciones, circunstancias y oportunidades que se dan en la esfera estatal lo cual se manifiesta en la toma de mejores decisiones y una mayor participación ciudadana.