El doctor Alfredo Moltó, es un médico especialista en Salud Pública y Epidemiología. El martes 23 de marzo de 2020 fue hospitalizado por COVID-19.
En el transcurso de los 40 días en que estuvo en el hospital Susana Jones de la Caja de Seguro Social, en tres oportunidades, estuvo al borde de la muerte.
En una entrevista telefónica, narró en 23 minutos su experiencia como paciente de la COVID-19.
Su tono de voz es calmado. Describe con detalles cada momento antes de contagiarse de esta enfermedad, y comparte los relatos que sus hijos le entregaron mientras estuvo en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Su esposa resultó positiva, sin embargo, no desarrolló síntomas. Fue asilada por 14 días en un hotel hospital, cuenta el médico.
En este testimonio el doctor Moltó destacó que, durante su permanencia en el hospital, el 75% del personal médico que lo atendió, fueron sus estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Integrado desde octubre pasado a sus labores en el Ministerio de Salud, rememora que, los hospitales en marzo pasado estaban ocupados con pacientes de la COVID-19, y había agotamiento físico en el personal.
El ingreso a una UCI por estado grave
El 10 de marzo, el doctor Moltó era el coordinador de Epidemiología de la Región Metropolitana de Salud, y organizaba los equipos de respuesta rápida.
La tarea de estos equipos era localizar los casos activos en aislamiento en sus hogares o en hoteles hospitales para hacer la trazabilidad. Es decir, detectar a las personas que estaban en contacto con una persona positiva por la COVID-19.
Las jornadas de trabajo eran de lunes a domingo, en dos turnos: de 7 de la mañana a 3 de la tarde y desde las 3 de la tarde a 11 de la noche. “Muchas veces estas jornadas se extendían hasta horas de la madrugada”, narra.
Si bien, Moltó no salía con los equipos de respuesta rápida, es muy probable que se contagiara en la oficina del Minsa.
“Enfermé el fin de semana del 21 de marzo y fui enviado al Hospital Susana Jones el martes 23, porque los casos tenían que ser aislados”, cuenta.
Al mediodía, lo sometieron a un examen pulmonar a través de una tomografía computarizada.
El resultado demostró que el compromiso respiratorio era importante, por lo que los médicos decidieron trasladarlo al Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid, a las 8 de la noche.
“No supe nada más después”
“Ya no supe más nada hasta después de 40 días”, dice con su voz pausada.
“¿Qué sucedió en ese período?” Moltó se contesta contando lo que sus hijos le narraron posteriormente.
Fue entubado para mejorar la respiración y se le administraron antibióticos, corticoides e hidroxicloroquina. El diagnóstico: neumonía de tipo bacteriana.
Antes del día 14 del ciclo de la COVID-19, que como explica es el período en que se presentan mayores complicaciones, el cuadro clínico del médico empeoró.
Presentaba saturación de oxígeno y compromiso pulmonar, entonces, los médicos le practican una traqueotomía. Los 27 días restantes recibió oxigeno terapia.
A medida que la pulmonía mejoraba, la condición de salud disparaba alarmas con la presentación de nuevos cuadros clínicos que fue superando en el transcurso de los días.
Insuficiencia renal, pancreatitis, arritmia cardíaca, y una recaída por la neumonía bacteriana.
El siguiente destino: un hospital privado
“Es bueno que se conozca que el virus entre el octavo y décimo día produce una tormenta inflamatoria”, detalla.
“El organismo reacciona produciendo una sustancia llamada citoquina que, agrede al sistema”.
La información que recibían sus hijos de los médicos que lo atendían era variable. “Está muy bien, retrocedió, tiene 50 y 50 (por ciento de probabilidades de vida)”, cuenta.
En tres momentos estuvo con riesgo vital. Uno de ellos, fue el 13 de abril, día en que cumplía 71 años, evoca.
De los otros dos eventos no tiene información, porque como explicó, sus hijos no quieren recordar esos momentos. Por las redes sociales circularon esquelas informando de su deceso.
La salida del hospital Susana Jones, fue una decisión familiar, después de ser dado de alta de la UCI.
Su próximo destino el hospital Santa Fe para ser atendido por una gastroenteritis. Allí permaneció 10 días hasta superar este cuadro clínico.
Las secuelas que le acompañan
Perdió el 40% de su masa muscular y presentó dificultades para caminar. Durante 7 meses recibió fisioterapia, la que continúa haciendo porque tiene dificultades para cerrar las manos.
Dos secuelas le dejaron la COVID-19: dificultad respiratoria y la movilidad de sus manos.
Ya vacunado con la segunda dosis de la vacuna de Pfizer, el doctor Moltó, manifiesta que la vacunación ofrece la esperanza de superar la pandemia, con la inoculación del 80% de la población, para lograr la inmunidad colectiva.