Historia del tiempo

Los griegos creían que Crono o Cronos era el dios del “tiempo” de los calendarios, las estaciones y las cosechas. Su nombre significa ‘el cortador’, a partir de la raíz *(s)ker-, ‘cortar’, fue el hijo menor de Urano y Gea e instigado por su madre, castró a su padre y le arrebató el trono de dios de dioses. Padre de Zeus y sus hermanos sufrió la misma suerte que su padre cuando Zeus lo destronó.

El Tiempo es implacable y hoy, cuando acabamos de despedir un año y damos la bienvenida a otro vamos a recordar, en La Historia Habla, la historia de la medida del tiempo.

Los primeros objetos en los que podemos reconocer una marcación temporal datan del Paleolítico superior y están tallados en huesos y marfil.

El más antiguo que se ha encontrado hasta el momento es el llamado “hueso Lebombo”, un peroné de babuino que tiene en su superficie 29 muescas grabadas y según las dataciones por radiocarbono tiene entre 44 000 y 43 000 años. Según el Libro universal de las matemáticas, las 29 muescas del hueso de Lebombo sugieren que «pudo haber sido utilizado como un contador de fase lunar”

Otro peroné de babuino, el hueso de Ishango, fue hallado en los años 60 del siglo pasado en el lago Edwards en la República Democrática del Congo. Los investigadores afirman que esta antigua herramienta, datada hace 20 000 años puede representar un calendario lunar de seis meses.

Otros calendarios paleolíticos se apuntan tanto en arte mueble como inmueble, uno así lo podemos encontrar en el hueso de Isturitz, hallado en Dordoña, con series de muescas que parecen representar calendarios lunares de cuatro y cinco meses y en la cueva de Lascaux, donde, con una datación aproximada de 15 000 años, encontramos grabados en las paredes de la gruta una serie de símbolos que parecen ser marcaciones de un año lunar de trece ciclos de veintinueve días.

Estas pruebas nos dejan claro que desde la más remota antigüedad, el ser humano de cualquier especie ha contado el paso del tiempo y ha tratado de dividir su transcurso de una forma lógica, marcando el ciclo de las cosechas, de la maduración de los frutos, del retorno de los animales, del regreso de las nevadas o del buen tiempo. Se marcan en el calendario las fiestas, los ritos y se señalan los hitos como reflejo de los mitos.

En el año 2004, investigadores de la Universidad de Birmingham descubrieron que las 12 piedras de Aquhorthies, un monumento megalítico datado hace 10 000 años y construido por grupos de cazadores recolectores en Aberdeenshire en la isla de May Craig, en Escocia, marcan la posición de la luna a lo largo de un año. Hasta que se descubrió la utilidad de este círculo de piedras se creía que los primeros calendarios habían sido creados en Mesopotamia, hace unos 5 000 años por las culturas sumeria y babilonia.

 

Los sumerios dividieron el año en doce ciclos lunares. Como este lapso temporal no coincide con el año solar, que es más largo, cada cuatro años añadían un mes. Nuestra división del día en 24 horas de sesenta segundos cada una la marcaron los babilonios, que fueron los primeros en fraccionar el día de esa forma.

Los hebreos y los griegos se basaron en el calendario sumerio, pero los egipcios, hace unos 3 000 años, necesitando saber con exactitud las fechas de la crecida del Nilo, se dieron cuenta de que el ciclo anual constaba de 365 días, de modo que dividieron el año en 12 con meses de 30 días divididos en tres estaciones. Los días de desajuste eran declarados días festivos.

Mientras tanto, al otro lado del mundo, los mayas estaban creando su propio calendario, habían calculado que el año solar tenía 365 días, pero su marcación del tiempo era mucho más compleja, puesto que las fechas se marcaba intercalando tres calendarios diferentes: el Tzolkin (calendario divino), el Haab (calendario ceremonial) y la Cuenta Larga, que inició el 11 de agosto de 3113 a. C. y que no se repite nunca ninguno de los días, que se empleaba para registrar sucesos importantes y en el que lograron calcular fechas hasta el año 2012, momento en el cual, supuestamente, se iba a terminar el mundo. (Aunque hay algunas teorías conspiranoicas que afirman que fue así, que el mundo acabó en el 2012 y que llevamos nueve años viviendo en la Matrix)

En Roma, los años solo tenían 304 días divididos en 10 meses, 6 meses de 30 días y 4 de 31 días y el año empezaba en marzo, Martius, el mes dedicado al dios Marte, el dios de la guerra, pues era en ese momento en el que se decidían las campañas militares. Los pontífices eran quienes reajustaban los desfases en los meses que se acumulaban, siguiendo criterios políticos, (prorrogar el cargo de alguien o mover las fechas de las elecciones), agregando cada dos años un mes llamado mercedonius . No fue hasta el siglo VII a. C. que se definió el calendario de doce meses con 355 días. Julio César en el año 45 a.C. establece el calendario juliano, que, obviamente, se denominó así en su honor. Agregó diez días al viejo conteo para ajustarlo al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol. Tanto september (séptimo mes), como october (mes octavo) ganaron un día y pasaron a tener 31 días. Estos dos días le fueron retirados de aprilis (nuestro febrero, el mes de la apertura de las flores) que pasó a tener 28 días. Para evitar el desajuste con el año solar, se añadía un día extra a febrero en los años bisiestos.

Julio César fue asesinado en el 44 a.C. y el senado romano decidió dedicarle el mes de julio. En el 23 a. C., a César Augusto, para que no fuera menos, el senado le dedicó el mes de agosto. Por suerte, Tiberio no estaba tan loco como lo pintan y se negó a continuar con esta práctica.

En 321 Constantino el Grande impuso la semana de siete días, siguiendo el sistema de calendario lunar mesopotámico, quienes la habían establecido dedicando un día a cada uno de los cinco planetas que se pueden observar a simple vista desde la Tierra más el Sol y la Luna. Fue también él quien marcó el dies solis, el día del Sol, como dies Dominica, día del Señor

En 1582 el desfase con el ciclo solar era tan grande que el papa Gregorio XIII encargó un nuevo calendario: el calendario gregoriano, el que aún usamos hoy en día.

Aunque este sea el calendario más preciso que se ha podido organizar, cada año se desajusta 26 segundos, de modo y manera que habría que hacer un ajuste de un día cada 3300 años

Pero a pesar de eso, hoy en día, aunque muchas culturas siguen usando sus propios sistemas para medir el paso del tiempo y existe el calendario chino, el hebreo, el hindú, el musulmán, el persa o el budista, el más usado es el gregoriano, así que podemos decir, ¡¡feliz y próspero año 2021 a todo el mundo!!

 

 

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario