Educando para el futuro

A la fecha, 30 países alrededor del mundo aún mantienen cerradas sus escuelas a causa de la pandemia del covid-19. Quince de esos países están ubicados en Latinoamérica y el Caribe. Mientras que sólo 8 países de la región mantienen abiertas la totalidad de sus recintos educativos.

La pregunta que se impone en medio de estas circunstancias, según un estudio realizado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe, es: ¿Están preparados? ¿cuáles son las condiciones necesarias para una reapertura segura, exitosa y que no deje a nadie atrás?

Entre otras condiciones, se requiere que la infraestructura cuente con acceso al agua potable, que los estudiantes tengan a su alcance computadoras y conexión a internet, que los docentes estén en condiciones de regresar a las clases presenciales y que los sistemas educativos nacionales cuenten con el financiamiento adecuado para funcionar de manera óptima.

En Panamá, la instantánea tomada a la educación no presenta mejor aspecto que la del resto de esos países. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, la exclusión educativa en nuestro país aumentará un 19 por ciento debido al impacto de la pandemia. No olvidemos que durante el año 2020, con la incorporación de las clases online, 46 mil estudiantes desaparecieron del sistema educativo: uno de los principales retos de este año es incorporarlos, además de subsanar las deficiencias acarreadas por la inesperada y mal ejecutada digitalización a que obligó la crisis sanitaria del coronavirus.

Ya el Ministerio de Educación anunció que las clases seguirán en su carácter online durante el primer trimestre, con la finalidad de salvaguardar la salud y la vida de alumnos y educadores.

Tras un año lectivo dando tumbos en medio de circunstancias inéditas, se hace necesario trabajar para concretar las condiciones que el estudio mencionado establece como primordiales para la recuperación y para establecer, definitivamente, un nuevo proceso de enseñanza que integre las pautas y las tecnologías propias de la revolución digital que recorre al mundo: ese mismo mundo que ha cambiado vertiginosamente mientras las aulas de clases permanecen ancladas en siglos pasados.

 

 

 

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