Los principales fenómenos de la guerra judicial en relación con la teoría del delito, el derecho procesal y la criminología, son presentados en la recién publicada obra !Bienvenidos al Lawfare! Un manual de pasos básicos para demoler el derecho penal.
La obra acaba de aparecer en Buenos Aires bajo la firma de Eugenio Raul Zaffaroni, catedrático y actual Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Cristina Caamano, exfiscal y actual Interventora de la Agencia Federal de Inteligencia de Argentina y Valeria Vegh Weis, docente e investigadora especialista en Criminología.
El libro explica paso a paso los mecanismos profundos del lawfare, identifica las trampas y recovecos e ilumina el modo en que termina demoliendo el derecho para ponerlo al servicio del neoliberalismo.
En el prólogo de la obra, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010), se refiere a la profundidad de un fenómeno mundial que ha venido desarrollándose sistemáticamente y con frecuencia en América Latina. Lula, que sufrió en carne propia la persecución política y estuvo preso 17 meses para impedir que participara en las elecciones del 2019, que seguramente habría ganado el Partido de los Trabajadores.
Lula opina que el objetivo es criminalizar y destruir la política, tratando de instalar en la sociedad la idea de que todos los políticos son corruptos y lograr su eliminación legal y política.
El método de trabajo se repite dondequiera. Un medio de prensa, políticamente involucrado, mejor si es televisión, crea un hecho y lo divulga ampliamente. Apoyándose con exclusividad en esa noticia fraguada, la policía judicial abre una investigación y el Ministerio Público sale a buscar elementos para sustentar formalmente la acusación. El siguiente paso es encontrar un juez dispuesto a “colaborar”. Aparece la figura de un testigo “arrepentido”. Con esa delación premiada se aseguran las condiciones legales para que el enemigo sea puesto en prisión y quede imposibilitado de intervenir en la vida pública.
Lula aplaude a los autores porque han demostrado con rigor académico como se desvirtuó el “verdadero derecho penal” para dar origen al “derecho penal vergonzoso” el cual sirve a la transformación del Poder Judicial en un instrumento de persecución política.