El Fondo Monetario Internacional (FMI) en un nuevo estudio divulgado hoy, propone reformar la “arquitectura” internacional de la deuda.
Esta reforma es de carácter urgente, sin embargo, el organismo advierte que, “no todas estas reformas tendrán un impacto inmediato”.
El estudio “La arquitectura internacional para resolver la deuda soberana que involucra a los acreedores del sector privado: desarrollos recientes, desafíos y opciones de reforma”, plantea que “aún no ha ocurrido una crisis de deuda gracias a las acciones políticas decisivas de los bancos centrales, las autoridades fiscales, los acreedores bilaterales oficiales y las instituciones financieras internacionales en los primeros días de la pandemia».
Estas acciones, aunque esenciales, se están volviendo rápidamente insuficientes, acota.
La pandemia de COVID-19 ha elevado los niveles de deuda a nuevos históricos. En comparación con fines de 2019, se prevé que los índices de deuda promedio para 2021 aumenten en un 20% del PIB en las economías avanzadas, un 10% del PIB en las economías de mercados emergentes y alrededor del 7% en los países de bajos ingresos.
Estos aumentos, dice el FMI, se suman a los niveles de deuda que eran históricamente altos. Si bien muchas economías avanzadas todavía tienen la capacidad de endeudarse, los mercados emergentes y los países de bajos ingresos enfrentan límites mucho más estrictos a su capacidad para asumir deuda adicional.
Medidas enfocadas en la liquidez
Las iniciativas tomadas hasta ahora son temporales por diseño, advierte el organismo de crédito multilateral.
La suspensión del servicio de la deuda del G20, que fue una respuesta muy bienvenida a un llamado del FMI y el Banco Mundial, expira a fines de este año.
El FMI proporcionó alrededor de 31 mil millones de dólares en financiamiento de emergencia a 76 países, incluidos 47 países de bajos ingresos, así como alivio del servicio de la deuda a los países más pobres amparado en el Fondo Fiduciario de Contención y Socorro de Catástrofes.
La mayoría de las medidas -explica el organismo – hasta ahora se han centrado en la liquidez: mantener el acceso de los países al financiamiento, tanto de fuentes oficiales como del mercado. Pero a medida que la crisis continúa, los problemas de solvencia —la incapacidad de pagar las deudas— pasan cada vez más a primer plano.
Reseña que, los casos recientes de reestructuraciones de Ecuador y Argentina demuestran problemas que aún deben abordarse, incluida la expansión significativa en la diversidad de acreedores comerciales y la falta de transparencia de la deuda, cita el organismo.
Por ejemplo, el marco ha demostrado ser menos eficaz para reestructurar el volumen creciente de deuda no garantizada, así como para la deuda garantizada y la deuda con características similares a las de una garantía.
Si bien las condiciones de esos préstamos en muchos casos permanecen sin revelar, parecen ser particularmente frecuentes en los países de bajos ingresos que exportan recursos naturales.
Tres acciones urgentes
El FMI advierte que para prevenir una crisis en un país en desarrollo, se deben adoptar acciones como extender el período de suspensión del servicio de la deuda hasta 2021, y los países con vulnerabilidades de la deuda deben abordarlas urgentemente combinando una gestión de la deuda y medidas para restaurar el crecimiento.
Destaca como lo más importante, reformar la “arquitectura” de la deuda internacional que comprende los contratos de deuda soberana, instituciones como el FMI y el Club de París y los marcos de política que apoyan la reestructuración ordenada de la deuda.
De acuerdo con el estudio del FMI, la arquitectura de la deuda requiere correcciones en el fortalecimiento de las disposiciones contractuales para ayudar a minimizar las perturbaciones económicas cuando los deudores tienen problemas.
Una segunda corrección es aumentar la transparencia de la deuda. “Sin saber lo que los países ya deben y en qué condiciones, los acreedores no pueden tomar decisiones de préstamo informadas”, explica. También se mostrarán reacios a participar en las reestructuraciones a menos que conozcan las condiciones dadas a otros acreedores, acota.
Por último, los acreedores bilaterales oficiales deben acordar un enfoque común para reestructurar las deudas bilaterales oficiales. Debería ser aceptable tanto para los miembros del Club de París como para los demás.
Las reestructuraciones podrían incluir una hoja de términos comunes que requiera que el deudor establezca de manera transparente sus deudas y busque acuerdos de reestructuración con todos sus acreedores, tanto oficiales como privados, en términos comparables.
Este enfoque buscaría garantizar el intercambio de información y una distribución justa de la carga entre todos los acreedores. Al hacerlo, probablemente aumentaría la participación y evitaría retrasos costosos.