A consecuencia de la pandemia que azota al mundo, la caída del comercio global se ubica entre el 13% y el 32% según la Organización Mundial de Comercio (OMC).
A su vez- según uno de los últimos estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)-, las exportaciones y las importaciones en América del Norte y América del Sur podrían sufrir contracciones considerables.
Todo lo cual se traduce en una importante disminución del movimiento de mercaderías y, por ende, en una reducción del tránsito a través del canal de Panamá.
Si a este panorama sumamos la baja en los ingresos del Estado debida al fuerte golpe de la pandemia y la subsiguiente cuarentena, y adicionamos la inversión requerida para fortalecer el sistema de salud y la inyección necesaria para recuperar la economía; parodiando la sabiduría popular: todos los caminos conducen al endeudamiento.
Y de ser este el camino que se tomará para revitalizar al país, no podemos obviar un requisito fundamental para ganar el apoyo y cooperación de la ciudadanía: la transparencia.
La exhaustiva rendición de cuentas acerca del destino de cada centavo será fundamental para devolver la confianza y la tranquilidad a un país ya demasiado dividido por errores y lamentables actuaciones frescas aún en la memoria ciudadana.