El Centro Carter, que desde su fundación hace casi 40 años ha supervisado 110 comicios en 39 países, por primera vez en su historia vigilará las elecciones de Estados Unidos ante el “retroceso” sufrido por ese país en la calidad de su democracia y en el proceso electoral.
En lo que va del año, el Centro estuvo como observador en las elecciones de Bielorrusia, Guyana, Liberia, Sudán y Túnez. Creado por el presidente Jimmy Carter para defender los derechos humanos alrededor del mundo, también impulsa la democracia y vela por la calidad de sus procesos electorales.
“Aunque hace tiempo que Estados Unidos no ha estado a la altura de los estándares electorales internacionales en asuntos claves, hasta hace unos 10 años no habríamos concluido que la calidad de su democracia y las elecciones iba en retroceso”, dijo David Carroll, director del programa para la Democracia del Centro, al diario británico The Independent.
El Centro todavía no ha definido las condiciones exactas de su misión, o si operaría en calidad de observadores. “Vamos a realizar un estudio directo de las cuestiones electorales de Estados Unidos, algo que hemos intentado evitar toda nuestra historia”, añadió Carroll.
Causó alarma el discurso del expresidente Barack Obama durante la reciente Convención Nacional Demócrata, en el que advirtió que Trump “derribará nuestra democracia si cree que es lo que necesita para ganar”.
Transparencia y confianza
El Centro Carter subraya “la importancia de los mecanismos de transparencia en torno a una elección como un medio para generar confianza en el proceso electoral y para tratar de acabar con la desconfianza y la desinformación sobre lo que esta sucediendo”, explicó Carroll.
“Dada la escala de los problemas actuales (la profunda polarización, la falta de confianza en las elecciones, los obstáculos a la participación de grupos minoritarios y otras injusticias raciales, además de la pandemia de la Covid-19), hemos decidido que el Centro intente mejorar las elecciones en casa, aprovechando su experiencia en observar elecciones difíciles y su conocimiento sobre estándares internacionales”, comentó, Paige Alexander, presidenta ejecutiva del Centro Carter, citada por el diario madrileño ABC.
La decisión del Centro es un extraordinario reconocimiento de los problemas de los que adolece el sistema electoral estadunidense, dijo el rotativo. Lo compara con un patchwork de leyes estatales, potencialmente exacerbados este año por la pandemia, el aumento del voto por correo, la posibilidad de resultados muy reñidos en varios estados y las acusaciones de fraude que demócratas y republicanos no dejan de lanzarse.
Voto por correo
Si los primeros acusan a los conservadores y a la Casa Blanca de intentar suprimir poniendo trabas al trabajo del Servicio Postal y viejas tretas como el cierre de los centros de votación o la purga de votantes, estos los acusan de hinchar el censo.
La actitud de Trump ha sido más propia de países como los que tradicionalmente supervisa el Carter Center, opinó el diario catalán La Vanguardia.
Sin pruebas y cada día por un motivo diferente, el mandatario republicano presenta como fraudulento el voto por correo, aunque recurrirá a él en noviembre, como ha hecho en los últimos años, y ha admitido que no quiere rescatar al Servicio Postal porque puede beneficiar a los demócratas.
“Solo puedo perder si las elecciones están amañadas”, afirmóTrump, negándose a decir que aceptará el resultado en caso de derrota. Un creciente número de votantes, tanto demócratas como republicanos, tiene dudas sobre la limpieza del proceso.
Algunos republicanos temen que los ataques de Trump al voto por correo acabe por perjudicarles. Menos del 20% de los simpatizantes de Trump planea usarlo, frente al 60% de quienes apoyan a Biden, según el Pew Reserach Center.
Para evitar problemas -65,000 votos de las primarias fueron rechazados por llegar tarde, cifra suficiente para decidir el resultado electoral- los demócratas han cambiado su mensaje y ahora animan a todo el que pueda a ir personalmente a las urnas.
“Biden no debería conceder la derrota bajo ninguna circunstancia”, le ha aconsejado Hillary Clinton. “Creo que se va a alargar mucho y, al final, ganará si no cedemos ni un milímetro y si nos mantenemos tan firmes como la otra parte”.
Los abogados de las dos partes ya están, en efecto, preparados para una batalla similar a la del 2000 en Florida, resuelta por el Tribunal Supremo en diciembre en contra de un nuevo recuento y en favor de George W. Bush contra Al Gore.