Líbano ha sido un ave Fénix que ha surgido de las cenizas en múltiples ocasiones. Pero esta vez parece que es un ave que ha perdido sus plumas. Cuando aún sigue se resolver el origen de las dantescas explosiones que barrieron la mitad de Beirut, su capital, la población indignada demanda respuestas que no llegan.
Para tratar de apaciguar los inminentes estallidos sociales, el primer ministro Hasan Diab, con solo ocho meses en el poder, anunció el anticipo de elecciones para escoger nuevo gobierno.
En medio del dolor y el duelo por la tragedia, manifestantes enfurecidos han salido a las calles gritando: “Cuando se despierte Beirut nuestra tristeza se transformará en cólera”. Desde el miércoles ha habido violentos enfrentamientos con la policía que han dejado como saldo, por lo menos un muerto y 200 heridos.
Los manifestantes llegaron a levantaron una simbólica horca para colgar a sus gobernantes, mientras pedían al presidente francés, Emmanuel Macron, que realizó el jueves una visita relámpago a Beirut: “Señor presidente tráiganos la guillotina”. Lo que se anticipa es la radicalización de los manifestantes y el gobierno.
Macron, con el respaldo del estadunidense Donald Trump, encabezan una campaña internacional para reunir unos $10,000 millones para ayudar al Líbano y sus urgentes necesidades luego del desastre humanitario que no solo se salda con 160 muertos y más de 6,000 heridos, sino con la perdida de las viviendas de unas 300,000 personas y la destrucción de gran parte de la infraestructura.
La asistencia internacional estará condicionada a reformas políticas y socioeconómicas en ese país –antes un próspero centro financiero y la perla del Mediterráneo- que en un instante ha visto mayor destrucción que la ocasionada por 15 años de guerra civil.
Explosión no fue accidental
El presidente libanés, el general Michel Aoun, dijo este sábado que no descarta ninguna hipótesis sobre las causas que hicieron saltar por los aires las 2,750 toneladas de nitrato de amonio que se encontraban almacenadas en el puerto desde hacía siete años.
Aoun abrió una nueva hipótesis sobre la posibilidad de que la explosión fuera algo más que un accidente. “No se han especificado aún los motivos de la explosión, hay posibilidad de una intervención externa mediante un misil o bomba o cualquier otro acto”, declaró, según versiones recogidas por la prensa internacional. Se sumó así a las declaraciones de Trump que desde un principio se refirió a las explosiones como un ataque con misiles o bomba.
Aoun pidio a Macron “fotos aéreas para saber si al momento de la explosión hubo aviones o fueron lanzados misiles” para conocer la verdad sobre lo sucedido.
No será fácil esclarecer las causas de esta horrible explosión y la investigación será un trabajo titánico, según expertos extranjeros en asuntos de inteligencia. Aoun ha rechazado que se lleve a cabo una investigación con representantes internacionales como pide la oposición política, argumentando que sería una acción contra la soberanía nacional.
Las autoridades libanes informaron de la detención de 16 administradores del puerto de Beirut, considerados “cabezas de turco”, porque esa acción no ha llevado consuelo a nadie.
Muchos libaneses se siguen preguntado cómo pudieron llegar 2,750 toneladas de nitrato de amonio al puerto de Beirut y qué hacían en un almacén ilegal sin medidas de seguridad.
Misterioso buque ruso
Según las primeras investigaciones de las autoridades libanesas, un carguero, cuyo propietario es ruso, y con bandera de Moldavia, atracó inesperadamente en el puerto beirutí en 2013 y desde entonces todo este material altamente explosivo fue depositado en un almacén.
El propietario del buque Rhosus, es el empresario ruso Igor Grechushkin, con residencia en Chipre. Según el diario chipriota Daily Politis, Grechushkin reside en Limassol junto con su esposa rusa.
El buque, perteneciente a la empresa Teto Shipping, propiedad del empresario ruso atracó en Beirut en septiembre de 2013 mientras navegaba de Georgia a Mozambique con el cargamento de nitrato de amonio de para entregar al gobierno de ese país africano.
Los informes dijeron que en la inspección el barco tenía prohibido navegar y poco después fue abandonado por sus propietarios, lo que provocó que varios acreedores presentaran demandas legales. Eso ocasiono la quiebra de la empresa. Otras versiones aseguran que el Rhosus ancló en Beirut para tratar de superar problemas técnicos y finalmente fue abandonado en ese Puerto.
El astillero chipriota que vendió el barco a Grechushkin dijo el buque fue detenido porque el empresario ruso tenía problemas legales tanto con las autoridades libanesas como con sus clientes por su incapacidad para entregar la carga que esperaban. Eso motivó la confiscación del nitrato de amonio y del buque.
Mano de Hezbolá
Las miradas delatoras apuntan a que se podía tratar de un almacén de armas ilegales de Hezbolá. En un discurso televisado, el secretario general de esa milicia chiita proiraní, Hasan Nasrala, aseguró que el almacén que explotó en el puerto no contenía armas entregadas por Teheran.
“Hezbolá no tiene misiles almacenados en el puerto de Beirut”, subrayó antes de puntualizar que “pese a que la administración estadunidense y los medios occidentales han dejado de promover esa acusación falsa, algunos medios libaneses y árabes siguen haciéndola circular”.
Nasrala recalcó que el grupo “no controla” las instalaciones del puerto ni “interfiere” en sus labores. Una afirmación que no convence a nadie. Pero la realidad es que esa milicia controla parte del gobierno libanés, entre ellos el ministerio de Sanidad, y es el socio mayoritario en la coalición actual.
Benjamin Weinthal, investigador de la Fundación en Defensa de las Democracias y experto en Hezbolá y la financiación del terrorismo, dijo al diario británico The Guardian que esa organización, “evitará cualquier tipo de rendición de cuentas y enjuiciamiento” de los culpables de la explosión en la capital libanesa.
Recordó que esa milicia tiene un largo historial de uso de nitrato de amonio como parte de sus operaciones terroristas y sospecha que el propietario de las 2,700 toneladas de nitrato de amonio era Hezbolá.
Las autoridades británicas -el MI5 y la Policía Metropolitana de Londres- hallaron en el 2015 tres toneladas métricas de nitrato de amonio que estaba controlado por una célula de Hezbolá en Londres. El gobierno de Alemania justificó la designación de esa milicia como movimiento terrorista en abril de 2020, porque encontraron cientos de kilos de nitrato de amonio que estaba controlado por operativos de Hezbolá alemanes.
Además de la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, muchos países latinoamericanos, la Liga Árabe y Reino Unido clasifican a Hezbolá como una organización terrorista.
El nitrato de amonio puede utilizarse como fertilizante agrícola, pero también para explosivos de gran densidad. Un extremista de ultra derecha utilizó dos toneladas de ese químico para volar por los aires en 1995 un edificio en la ciudad de Oklahoma que mató a 169 personas.
¿Cómo pueden los estados extranjeros y la comunidad internacional rescatar a Líbano, un estado controlado por Hezbolá y su principal patrocinador Irán?, es una pregunta válida. La otra interrogantes es qué Estado podría tener interés en destruir el nitrato de amonio o las supuestas bases de misiles de Hezbolá en el puerto de Beirut. Por eso las sorprendentes declaraciones de Aoun al no descartar que haya sido obra de una “intervención extranjera”.