Anuncio de vacuna rusa genera más dudas que esperanzas

Foto: Xinhua

Lo que podría ser una buena noticia puede convertirse en un peligro en ciernes. En medio de la expectativa mundial, Rusia se subió sola este martes al podio, todavía vacío, para reclamar el primer puesto como ganador de la carrera para crear una vacuna contra el coronavirus. Pero el autoproclamado triunfo de Moscú despierta más dudas que esperanzas.

“Prudencia”, es lo mínimo que ha pedido la OMS, ante un anuncio que ha sido recibido con escepticismo por los expertos en salud y los medios de comunicación de Europa y Estados Unidos.

El anticipo ruso hace dos meses de que el 10 de agosto contaría con una vacuna contra el covid-19, fue cumplido al pie de la letra.  El eterno líder del Kremlin, Vladimir Putin, había dado la orden de acelerar todas las fases para alcanzar la vacuna y alzarse con el oro, en una carrera contrareloj en la que hay mucho de propaganda y de geopolítica.

Cual atleta olímpico que obtiene la dorada presea, Putin -hinchado de orgullo- anunció al mundo este martes que su país había registrado la primera vacuna conocida contra el coronavirus.

El mandatario declaró que la vacuna demostró su eficacia durante las pruebas y que ofrece una inmunidad duradera contra el virus.

«Me gustaría repetir que ha pasado todas las pruebas necesarias. Lo más importante es asegurar la total seguridad de utilizar la vacuna y su eficacia», dijo. Incluso, quiso demostrar la calidad del fármaco con un vínculo familiar. Contó que una de sus dos hijas -se desconoce si María o Katerina- se había vacunado y que se sentía bien.

Putin dijo que su hija había tenido 38 grados de temperatura en el día de la primera inyección, que el número bajó a 37 grados al día siguiente y que tras la segunda inyección volvió a tener una leve subida «y nada más».

La propaganda del Kremlin elogio a quienes trabajaron en el proyecto y  presentó la gestión como la envidia de otros países.

Vacuna Sputnik V

Los estudios en humanos de la vacuna rusa, que se llama Sputnik V -en honor al Sputnik I, el primer satélite lanzado al espacio en 1957 por la exUnión Soviética, sin hacer referencia al fracaso del  Sputnik III- comenzaron el 17 de junio con 76 voluntarios. De ellos la mitad recibieron una dosis en forma líquida y la otra mitad, en polvo soluble.

Algunos de la primera mitad fueron reclutados en el ejército, lo que planteó el temor de que los militares pudieran haberse visto presionados para participar.

Lo que falta completar es la fase tres, que comienza esta semana y en la que se aplica en forma masiva a una gran cantidad de voluntarios, hecho que resulta clave para los científicos a la hora de confirmar la idoneidad de una droga.

Los ensayos clínicos de fase uno y dos se completaron hace solo 10 días y  todos los voluntarios «toleraron bien las pruebas, no registraron efectos adversos graves o inesperados», dijeron los expertos rusos, afirmación que también causó interrogantes en la comunidad científica internacional dado que para hacer una declaración de ese tipo se requieren datos certeros y públicos que los respalden.

La tercera fase de ensayos clínicos comenzará con más de 2,000 participantes en Rusia y varios países del Medio Oriente, incluidos Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, y de América Latina, como Brasil y México.

Las autoridades rusas señalaron que la producción de la vacuna a gran escala comenzará en septiembre, y las campañas masivas de vacunación empezarían a partir de octubre. Serán voluntarias, insistió este martes Putin.

La Asociación de Organizaciones de Ensayos Clínicos, un organismo comercial que representa a los principales fabricantes de medicamentos del mundo en Rusia, instó al Ministerio de Salud de ese país a posponer la aprobación hasta que el ensayo en miles de personas se haya completado con éxito.

«Es durante esa fase que se recopila la principal evidencia de la eficacia de una vacuna, así como información sobre las reacciones adversas que podrían aparecer en ciertos grupos de pacientes como personas con inmunidad debilitada y con enfermedades concomitantes», señaló la entidad.

Recelo de la OMS

Desde un inicio la OMS miró con recelo todo el procedimiento ruso y reiteró este martes que la «precalificación» y la homologación de una vacuna pasan por «procedimientos rigurosos».

La OMS insistió en la necesidad de que la vacuna cumpla con todos los plazos estipulados por las autoridades para poder ser considerada con seriedad.

Así lo destacó, el portavoz de la organización, Tarik Jasarevic, desde la sede mundial en Ginebra, en declaraciones al diario británico The Guardian.

«Estamos en estrecho contacto con las autoridades sanitarias rusas respecto a la posible precalificación de la vacuna. Pero una vez más afirmamos que la precalificación de cualquier vacuna incluye la revisión y evaluación rigurosa de todos los datos de seguridad y eficacia necesarios», señaló.

«Acelerar los progresos -subrayó-  no debe significar poner en compromiso la seguridad».

Según la OMS, actualmente se están desarrollando 165 vacunas a nivel mundial, de las cuales 139 están en ensayos preclínicos, 26 en ensayos en humanos y seis en la fase tres, la última para ser suministrada de forma masiva habiendo superado los controles de seguridad.

Escepticismo científico y mediático

El ministerio alemán de Salud manifestó este martes sus dudas y preocupaciones por el anuncio de la vacuna rusa.  «No existen datos conocidos sobre la calidad, la eficacia y la seguridad de la vacuna rusa», dijo una portavoz del ministerio al servicio de noticias Deutchche Welle.

Recordó que en la Unión Europea, la «primera de las prioridades es la seguridad de los pacientes» y que la aprobación de la vacuna requiere «conocimientos suficientes de los ensayos clínicos para demostrar su eficacia y seguridad».

«La autorización de una vacuna en Europa -añadió- requiere, además de la prueba de su calidad farmacéutica, conocimientos suficientes adquiridos con los ensayos clínicos para poder demostrar la eficacia y la inocuidad» del medicamento.

En una columna de opinión de su corresponsal especializado en Medicina, la BBC de Londres consideró que la vacuna de Rusia no puede ser verificada.

Fergus Walsh sostuvo que a diferencia de otros grupos, el Instituto Gamaleya en Moscú no ha publicado ningún dato de seguridad o inmunidad de sus estudios. Esto hace que sea imposible para los científicos independientes hacer una evaluación.

«Aún no se ha demostrado que una vacuna contra el covid-19 en desarrollo ofrezca protección contra el coronavirus. Esa pregunta central sigue sin respuesta», concluyó.

El diario The Guardian se preguntó este martes en la portada de su sitio online si la vacuna  Sputnik V, funcionará y si es segura. «El progreso de la vacuna rusa, cualquiera que sea su verdadera promesa, ha estado marcado por una preocupante opacidad y problemas éticos».

Las pruebas con voluntarios, incluso en el ejército, también plantearon cuestiones ética, dijo el Guardian. Algunos militares habrían sido presionados para participar o se habrían sentido presionados para no describir los efectos secundarios, dada la diferencia en las respuestas dadas por los militares y los civiles.

Ahora viene el problema de seguir adelante con la producción en masa sin que se hayan completados los ensayos de la fase tres. Lo más grave de todo, de acuerdo al rotativo británico, es que a pesar de las sugerencias en sentido contrario, se sabe poco acerca de la utilidad de esta vacuna.

De este lado del Atlántico, el  diario The New York Times en su edición de este martes escribió que la carrera rusa por una vacuna ya ha suscitado preocupaciones internacionales de que Moscú está recortando el proceso de pruebas para ganar puntos políticos y de propaganda.

Recordó que ya la semana pasada la OMS había advertido a Rusia que no se desvíe de los métodos habituales de prueba de una vacuna por seguridad y eficacia.

El Ministerio de Salud de Rusia no respondió a las detalladas preguntas escritas enviadas por The New York Times la semana pasada sobre ensayos en humanos e investigación sobre efectos secundarios potencialmente dañinos, informó el rotativo neoyorquino.

Por otro lado, el principal experto estadunidense en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, también cuestionó la precocidad rusa, la posible efectividad de la vacuna y el hecho de anunciar una campaña masiva de vacunación sin haber terminado las pruebas a mayor escala.

«Cualquiera puede decir que tiene una vacuna y fabricarla, pero hay que demostrar que es segura y efectiva, lo cual dudo que lo hayan demostrado», dijo en una entrevista con BlackPressUSA TV. «Hay que tener cuidado con los que ahora dicen tener una vacuna», planteó.

Peligro de mala vacuna

Los científicos han advertido, adicionalmente, sobre los peligros de una mala vacuna  y sus efectos contraproducentes entre la población que luego se mostrará reticente a probar cualquier otra nueva vacuna.

Una mala vacuna, lejos de ayudar podría, en última instancia, fomentar tasas más altas de vacilación entre el público contra las vacunas posteriores que son realmente efectivas, sugirió Matthew Schmidt, experto en Rusia en la Universidad de New Haven, citado por The Guardian.

“Mi temor es que Putin acaba de reducir el número de personas dispuestas a recibir cualquier vacuna. Hacer trampa en el proceso científico daña la percepción de la seguridad de las vacunas en todas partes», añadió.

Las autoridades rusas informaron que los trabajadores sanitarios, profesores y personas en grupos de riesgo serán los primeros en recibir el fármaco. También anunciaron que  20 países han ordenado ya suministros por un total de 1,000 millones de dosis.

Con 900,000 contagios y 16,000 fallecidos, Rusia es el cuarto país con casos del covid-19 en todo el mundo, detrás de Estados Unidos, Brasil e India.

Uno de los extravagantes seguidores de Putin, el gobernante de Filipinas, Rodrigo Duterte, al conocer el anuncio de la vacuna rusa dijo que sería el primero en inyectarse el fármaco.

“Cuando la vacuna llegue, me la inyectaré en público. Experimenten conmigo, me parece bien. Si funciona conmigo, funcionará con todos”, expresó, a la vez que anticipó que la vacuna de Moscú permitirá que los filipinos “disfruten de unas Navidades en paz, libres del covid-19?.

Putin le ofreció a Duterte el suministro gratuito de millones de dosis de la droga. Filipinas es el país del sur de Asia con mayor número de infectados con casi 140,000 contagios y 2,300 fallecidos.

En el caso de América Latina, el Kremlin anunció un plan de producción a partir de noviembre en cinco países de la región, incluyendo Brasil, con el objetivo de acumular 500 millones de dosis en los próximos 12 meses.

El régimen de Nicaragua, a través de Rosario Murillo, quien controla el poder en ese país, informó que está en conversaciones con Moscú para la posible fabricación de la vacuna en una planta inaugurada en 2017 por los rusos.

La planta conocida como el Instituto Latinoamericano de Biotecnología Mechnikov, según Murillo, cuenta con el personal calificado y las capacidades técnicas instaladas para poder producir en Nicaragua, cualquier tipo de vacunas.

El objetivo sería distribuir el fármaco ruso a los países centroamericanos y el sur de México, una propuesta que ha sido recibida con escepticismo por expertos que han expresado temores ante la efectividad del producto por los insuficientes ensayos clínicos y los esfuerzos irresponsables del Kremlin por ganar la carrera de las vacunas contra otros países.

 

 

 

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