No hay dilema entre salud y economía: la salud es primero han afirmado hoy, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en conferencia de prensa conjunta.
Bajo el título Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el Covid-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, Carissa Etienne, directora de la OPS, y Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, presentaron un informe elaborado en conjunto en el que emitieron un llamado a la región con un mensaje central: no hay apertura económica sin que la curva de contagios se controle.
Coinciden ambos organismos de las Naciones Unidas en que los países no tendrán capacidad para financiar la gran expansión fiscal que demanda la pandemia, lo que exigirá recurrir a los organismos multilaterales, a la vez que alertan de que la salud debe ser reconocida como un bien público, y no como un “comodity”.
Etienne expresó que, “los países deben evitar pensar que deben escoger entre la reapertura de economía y la salud. Esto es una opción falsa. Hemos visto una y otra vez que la actividad económica plena, no puede reanudarse a menos que controlemos el virus. Intentar hacer lo contrario pone en riesgo la vida de las personas y también amplía la incertidumbre de la pandemia”.
Este desafío – manifestó Etienne – se aborda en tres etapas diferenciadas: control, reactivación y reconstrucción.
La directora del organismo regional de salud expresó que, la Covid-19 continúa acelerándose la trasmisión y el contagio, las cifras lo expresan así, cuando 9 millones de casos notificados, y casi 350 mil muertes; el continente sigue siendo el epicentro de la pandemia.
“No es sorpresa que una pandemia de esta magnitud haya dado comienzo a una crisis triple en la región, dado que asola nuestros sistemas de salud, fractura nuestra protección social, y desestabiliza nuestras economías”, manifestó y aunque reconoce las acciones tempranas y resueltas de muchos países, la Covid-19 ha “puesto punto final a millares de vidas de forma prematura y también ha incidido de forma desproporcionada en los pobres, en los que tienen afecciones preexistentes y en los tampoco tienen acceso a atención médica”.
La pandemia ha sido alimentada por la desigualdad, y ha dejado al desnudo a muchas personas que han quedado rezagadas. La región es vulnerable a retroceder años de avances en el ámbito de la salud, en simplemente unos meses, adviertió. “Esto es una tragedia. Nos enfrentamos a un desafío sin precedentes, un desafío que exige de sistemas de salud con buen financiamiento, para que nos ayuden a superar la crisis y a recuperarnos. No hay lugar a dudas de que los países necesitan intervenciones sostenidas e importantes para controlar la Covid-19”, añadió.
“La salud no es un privilegio, se trata de un derecho humano fundamental de un bien de la salud pública”, enfatizó Etienne. Debemos asegurarnos de que todos, independientemente de los ingresos, grupo étnico o sexo, tengan acceso a la atención de calidad cuando lo necesite sin incurrir en dificultades financieras, declaró Etienne.
Bárcena, por su parte, instó hoy a los países de la región a implementar una cooperación urgente más allá de la pandemia, y a propiciar una mayor integración productiva, comercial y social durante una conferencia virtual organizada por la Comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (CELAC) y la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe.
Subrayó que la región está en riesgo de una verdadera crisis alimentaria. Precisó que más de 96 millones de personas estarán en situación de pobreza extrema, 11,8% de ellas en ciudades y 29% en zonas rurales.
“La alerta es enorme, se reducen los ingresos de los hogares y su acceso a la canasta alimentaria. No es que haya falta de alimentos, es que no hay recursos para poder adquirirlos. Esto se suma a la baja calidad nutricional que están viviendo sobre todo las familias más pobres”, previno.
Agregó que en la región estamos en una década perdida en materia social y económica.
“La crisis nos llevará a la peor crisis en un siglo: el PIB caerá -9,1%, la pobreza afectará al 37,3% de la población, y la desocupación llegará al 13,5%. En América Central y México la caída del PIB será del 8,4% con gran efecto de la recesión y el desempleo en Estados Unidos. América del Sur, por su parte, será la subregión más afectada por las bajas en los precios internacionales (-9,4%) debido a su especialización en la producción y exportación de productos básicos”, puntualizó.
Respecto a los países del Caribe, señaló que, si bien han manejado relativamente mejor la crisis de la pandemia, evidencian un gran desplome del turismo y poseen una gran deuda externa (68,5% del PIB). El PIB del Caribe caerá -5,4%, precisó.
La máxima representante de las CEPAL agregó que los gobiernos han tomado medidas importantes, pero que estas son insuficientes para dar cuenta de la magnitud de la brecha.
Explicó que para afrontar la crisis, la CEPAL propone implementar un ingreso básico de emergencia equivalente a una línea de pobreza (147 dólares) por seis meses, con un costo de 1,9% del PIB y un bono contra el hambre equivalente a 70% de una línea de pobreza extrema (57 dólares) que costaría 0,45% del PIB; además de mayores plazos y períodos de gracia en los créditos a Mipymes y cofinanciamiento parcial de la nómina salarial; apoyo con condicionalidad a grandes empresas en sectores estratégicos en riesgo; políticas fiscales y monetarias expansivas y progresivas, y cooperación para financiamiento en condiciones favorables.
También propone un pacto político para un Estado de bienestar y políticas sociales universales, progresivas y distributivas con miras a desmantelar la cultura del privilegio.
Precisó que, para impedir que la crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria, la CEPAL propone, además de complementar el ingreso básico de emergencia con la entrega de un bono contra el hambre, la entrega de subsidios, reestructuración de deuda y/o provisión de liquidez a Pymes agrícolas y alimentarias y a empresas familiares para garantizar la cadena de producción y distribución.
Asimismo, llamó a profundizar la integración regional a través de una mayor resiliencia en las redes de producción, diversificando proveedores en términos de países y empresas, privilegiando ubicaciones más cercanas a los mercados finales de consumo, y relocalizando procesos productivos y tecnológicos estratégicos.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas advirtió sobre la fragilidad del multilateralismo y su agudización a partir de las restricciones unilaterales a la exportación de insumos médicos en más de 60 países. Explicó también que en la post pandemia no se revertirá la globalización, pero sí habrá una economía mundial más regionalizada en torno a 3 polos: Europa, América del Norte y Asia Pacífico.
Finalmente, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL destacó la importancia de la CELAC para relevar las necesidades y urgencias de la región, con una sola voz, en el escenario internacional, principalmente en áreas como la búsqueda de apoyo financiero en condiciones flexibles para los países de ingreso medio, y garantizar el libre movimiento de alimentos, medicamentos y bienes.