El gigante farmacéutico estadounidense Gilead Sciences volvió a meter un gol. La compañía que hace unos años revolucionó las terapias de la hepatitis C con sofosbuvir, el primer medicamento curativo en esa patología, ha puesto en el mercado el Remdesivir, el primer antiviral probado para contener la pandemia de coronavirus que asola al planeta.
La eficacia del medicamento contra la Covid-19 fue probada en Estados Unidos el mes pasado después de que se descubrió que el medicamento aceleró la recuperación en aproximadamente cuatro días en pacientes hospitalizados. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) también emitió una opinión positiva para usar el medicamento en casos graves de coronavirus.
Desde marzo pasado el Remdesivir, diseñado originalmente por la farmacéutica Gilead para tratar el ébola, ha demostrado ser un potente anticovid-19 sobre todo en pacientes graves.
Esa es la razón por la que la biotecnológica estadounidense le ha puesto precio: $390 por vial o dosis inyectable. El tratamiento estándar es de seis dosis en cinco días por lo que el costo estándar se estima en $2,340. Ese es el precio para la salud pública en Europa.
El fabricante quiere crear un modelo de precio único que evitaría la necesidad de negociaciones país por país que podría alargar el acceso. Para las entidades públicas en Estados Unidos el precio será el mismo que en Europa, pero para las compañías de seguros privadas aumentará a $520 por vial lo que elevaría su precio a $3,120.
Así lo ha anunciado Daniel O’Day, CEO de Gilead Sciences, en un comunicado publicado este lunes en la web de la compañía. “El precio está a un nivel que es asequible incluso para los países desarrollados con el poder adquisitivo más bajo” y se ofrecerá “a todos los gobiernos de los países desarrollados de todo el mundo donde Remdesivir está aprobado o autorizado para su uso”.
Cómo se estableció precio
La compañía sugirió que podría haber cobrado más en función del beneficio que proporciona el medicamento, el enfoque típico que usan los fabricantes de medicamentos para establecer los precios de las terapias innovadoras. El argumento es que Remdesivir podría ahorrar $12,000 por paciente al darlos de alta más rápido del hospital. Pero estableció un precio más bajo para garantizar que todos los países desarrollados puedan pagarlo.
O’Day dijo que el precio del medicamento es un acto de equilibrio. Por un lado, una pandemia está propagándose y no hay cura. Por otro lado, la compañía es una entidad con fines de lucro que ha realizado una enorme inversión en la fabricación de grandes cantidades del medicamento rápidamente, así como en el desarrollo de nuevas versiones más fáciles de administrar.
Informó que su compañía trabaja en poder facilitar el acceso a países en vías de desarrollo, con precios más baratos. “Hemos cerrado acuerdos con fabricantes de genéricos para ofrecer tratamientos a un costo sustancialmente menor”, aunque no reveló el precio. “Esas soluciones alternativas están diseñadas para garantizar que todos los países del mundo puedan proporcionar acceso al tratamiento”.
Hasta la fecha, Gilead ha donado alrededor de 250,000 tratamientos de Remdesivir, y está reforzando el suministro rápidamente. Comenzará a venderlo a partir de julio y espera producir dos millones de tratamientos hacia finales del 2020.
Suben las acciones
Los analistas habían advertido sobre el impacto en la imagen de la biofarmacéutica al fijar un precio elevado de venta de Remdesivir para multiplicar sus beneficios en medio de la mayor crisis sanitaria de Estados Unidos. Pero los expertos también daban por descontado que Gilead podría generar miles de millones de dólares de ingresos en un par de años si la pandemia persiste.
Gracias a los avances en el desarrollo del Remdesivir para el tratamiento del coronavirus, las acciones de Gilead han acumulado un balance alcista en los últimos meses. Desde febrero la empresa se ha revalorizado más de un 20% en Wall Street.
Al conocerse el precio del medicamento la empresa se revaloró en casi $3,000 millones en términos de capitalización bursátil, y ahora vale cerca de $100,000 millones.
Cientos de tratamientos y vacunas se están desarrollando en todo el mundo a medida que los investigadores compiten por encontrar formas de detener una pandemia mundial que ha infectado a más de 10 millones de personas y matado a más de 500,000.
Otros tratamientos
Desde que se propagó la pandemia hace seis meses los científicos experimentaron con algún grado de éxito con hidroxicloroquina, después de comprobar que ese medicamento utilizado desde 1950 contra la malaria, la artritis y el lupus, junto con la azitromicina elimina los síntomas del 75% de los pacientes en los que se lo probó.
También se ensayó con kevzara, de las farmacéuticas estadounidenses Regeneron y Sanofi, que ha prevenido el daño a los pulmones en los infectados por el coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) autorizó pruebas con retovanir y lopinavir, una combinación de dos drogas utilizadas para el tratamiento de VIH Sida. Otro coctel de medicamentos es ritonavir, lopinavir e interferón-beta. El interferón ayuda a controlar la inflamación y ha sido efectiva en pruebas de síndrome respiratorio.
Se dio vía libre, además, para experimentar con avigan, un antiviral desarrollado en Japón. El avigan, nombre comercial del favipiravir, se usa desde el 2014 en Japón contra la gripe. En el 2016 se probó contra el ébola y más recientemente contra el coronavirus. El 91 % de los tratados con el fármaco confirmó mejoría en sus pulmones.
En Alemania se experimentó con la vacuna denominada VPM1002, desarrollada originalmente contra la tuberculosis, con resultados positivos contra la Covid-19 y mitigó los efectos sobre el tracto respiratorio y el daño a los pulmones.
Desde el inicio de la pandemia, la Universidad de Nueva York y la Universidad John Hopkins en Baltimore, con el respaldo de una veintena de instituciones médicas y científicas de Estados Unidos pusieron en marcha el Proyecto de Plasma Convaleciente.
El principio es que la clave para desacelerar y tratar el coronavirus está oculta en la sangre de aquellos que se han recuperado de la enfermedad. Ese tratamiento fue usado en 1918 para frenar la epidemia de gripe. El procedimiento es inyectar a una persona los anticuerpos, que luego estimulan y promueven al sistema inmunológico contra la enfermedad.