En el mundo hay barriadas que terminan convirtiéndose en barrios muertos, hasta que la cara le cambia por completo con la puesta en marcha de una nueva visión. Pero ocurre también que hay pueblos enteros y países muy deteriorados. Singapur es una ciudad-estado insular, que en los años 60 era muy, pero muy pobre, hasta que cambió el chip del subdesarrollo y comenzó a pensar en grande. El gobierno de Lee Kuan Yew impulsó grandes programas de empleos y la construcción de viviendas sociales, pero eso sí, no permitía por nada del mundo cierres de calles ni protestas. Aplicó la mano dura y su política dio resultado al considerarse hoy Singapur la «perla de Asia». Panamá tiene que salir de ese esquema de la diatriba politiquera y los apuñalamientos traicioneros entre competidores económicos y pensar que nuestro mercado no somos nosotros, sino el mundo que nos rodea. No permitamos llegar a la mano dura de Lee Kuan Yew, pero actuemos con inteligencia. Hagamos una inversión fuerte en el país, recuperemos la economía y logremos el éxito, solo con disposición, transparencia y convicción. Seguir con peleas bizantinas no vamos para ninguna parte. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo