La capacitación continua de docentes, la flexibilización de los planes de estudio y la creación de alianzas estratégicas con el sector privado, son claves para superar los obstáculos
Finalizamos este 2024, identificando las barreras académicas que nos impiden impulsar la innovación tecnológica en la educación superior que enfrenta desafíos cruciales, como romper con los paradigmas académicos tradicionales que, en muchos casos, han impedido la adopción rápida de tecnologías emergentes y el fomento de la innovación pedagógica.
Este estancamiento está limitando la capacidad de las universidades para preparar a los estudiantes para un mundo laboral cada vez más digitalizado.
Obstáculos académicos que impiden la evolución tecnológica en la educación, como la resistencia institucional al cambio, los currículos rígidos y la priorización de competencias tradicionales sobre la creatividad y el pensamiento crítico, deben ser enfrentados en 2025, un año clave para definir el rumbo de América Latina de cara a la cuarta revolución tecnológica.
“Debemos explorar de qué forma estos paradigmas limitan la integración de tecnologías como la inteligencia artificial, la analítica de datos y el aprendizaje automático en el ámbito académico”, manifiesta Adriana Angarita, CEO de SénecaLab, institución de reconocido liderazgo en el ámbito de la educación superior, espacios gremiales y empresariales.
Además, es fundamental tomar ejemplo de casos de éxito donde la innovación disruptiva ha transformado la experiencia educativa, demostrando que las tecnologías emergentes pueden catalizar el cambio cuando las instituciones se adaptan a un enfoque más flexible y tecnológicamente avanzado.
La capacitación continua de docentes, la flexibilización de los planes de estudio y la creación de alianzas estratégicas con el sector privado, son claves para superar los obstáculos que enfrenta nuestra región.
“Los académicos deben liderar este cambio, derribando barreras y adoptando un enfoque proactivo para hacer de la innovación tecnológica el pilar central de la evolución educativa”, dijo Angarita.
De acuerdo a Jaime Rangel, directivo de SénecaLab y experto en analítica de datos, esta disciplina nos acercará a las necesidades puntuales de la comunidad estudiantil para tomar las decisiones correctas.
“Se trata de entender estratégica y técnicamente, tanto la extracción como la definición de esa data, pues solemos tener alguna información, que nunca usamos, leemos o entendemos y que además sea de reporte automático a entidades fiscalizadoras”, afirma Rangel.
La calidad de las instituciones debe ser sustentada con indicadores de graduación, de deserción o de empleabilidad. Por ello, lo más importante son los datos.
Es clave que las instituciones educativas posean sistemas académicos flexibles y permanentes que les permitan medir las acciones que toman y demostrar con resultados lo que están trabajando, frente a la sociedad, los reguladores y los rankings, y entender al estudiante como una persona única en toda su gestión.
En América Latina, la mayoría de nuestros países no comparte datos, lo que imposibilita validar o analizar los esfuerzos que se hacen.
De acuerdo con Angrita, el sistema académico de las universidades debe tener la capacidad de acompañar al docente, y por ende que ese capital humano que gestiona la institución tenga la capacidad de utilizar datos que generen los cambios.
Agrega que serán los datos, la temperatura que demuestre si los métodos usados están teniendo buenos resultados, además se debe escuchar al estudiante como lo que es, el protagonista y centro del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Para Angarita, se debe tomar la decisión de hacer una real transformación digital, que va más allá de tener carreras virtuales. La verdadera transformación es la manera diferente en que se toman las decisiones en las organizaciones.
“Las decisiones dejaron de ser tomadas por hábito, por percepción o por influencia interna de la institución, ya que ahora deben tomarse basadas en los datos”, detalla.
Explica que cuando se cuenta con datos, incluso los tomadores de decisiones pueden empezar a predecir apoyados en la información, “es más fácil predecir, ya que cuando analizas comportamientos y tendencias, las instituciones pueden adelantarse a los acontecimientos, lo que les permitirá sobresalir en cualquier ámbito”.
Por otro lado, es importante que la legislación acompañe la transformación de los países para dar autonomía. Es fundamental que la legislación vaya de acuerdo a la innovación que requiere el país.